En el ámbito de Activos Cripto, la política de inflación de ZKC ha suscitado un intenso debate. Los partidarios creen que una tasa de inflación anual del 7% puede impulsar el desarrollo de la red, mientras que los opositores lo ven como una forma encubierta de explotación de fondos. De hecho, el efecto de la política de inflación depende de si el proyecto puede convertir los nuevos Tokens en un crecimiento de valor sustancial.
Desde la situación actual de Boundless, su estrategia de inflación parece más una carga de la que es difícil desprenderse, en lugar de un catalizador de crecimiento esperado. El equipo del proyecto originalmente esperaba recompensar a los validadores y a los que hacen staking a través de la emisión adicional de tokens, para atraer a más participantes y así fomentar el desarrollo de la red. Este diseño en sí mismo no tiene nada de malo, después de todo, la vitalidad de una red de criptomonedas depende en gran medida de los incentivos.
Sin embargo, la cuestión clave es la sostenibilidad del mecanismo de recompensas. Si dentro de la red hay una falta de demanda de cálculo real, los validadores tendrán dificultades para obtener beneficios sustanciales, y aunque se ofrezcan más incentivos en forma de Tokens, será difícil retener a los participantes a largo plazo. El ecosistema Boundless se encuentra actualmente en una etapa inicial, la mayoría de las tareas de cálculo dependen de subsidios oficiales, y hay muy pocos pedidos comerciales reales. En este contexto, la inflación se asemeja más a la creación de moneda de la nada, lo que solo diluirá el valor del Token.
La velocidad de la inflación también merece atención. Aunque parece ser un proceso de convergencia que desciende gradualmente del 7% en el primer año al 3% en el octavo año, el efecto acumulativo no debe subestimarse. Si la velocidad de crecimiento del ecosistema no puede seguir el ritmo de la inflación, el valor del Token enfrentará el riesgo de dilución continua. Por ejemplo, supongamos que el valor ecológico crece un 5% cada año, mientras que la tasa de inflación es del 7%, entonces el valor real de cada Token disminuirá año tras año.
El caso de ZKC nos recuerda que, al diseñar un modelo económico de Token, es necesario equilibrar cuidadosamente la tasa de inflación con la velocidad real de crecimiento del ecosistema. Una tasa de inflación demasiado alta, si no se traduce en un correspondiente crecimiento de valor, podría convertirse en un obstáculo para el desarrollo del proyecto, en lugar de un potenciador. En el futuro, si ZKC puede invertir la situación mediante el ajuste de estrategias y la promoción de aplicaciones reales, será un factor clave para determinar su desarrollo a largo plazo.
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GasFeeCryer
· hace14h
Al terminar de minar, me di cuenta de que todo fue consumido por el gas...
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SelfSovereignSteve
· 10-07 19:50
Hacer frente a la inflación es tan complicado, o ZKC es demasiado malo.
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GateUser-9ad11037
· 10-07 19:50
Solo otro proyecto para recaudar dinero.
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notSatoshi1971
· 10-07 19:48
tomar a la gente por tonta no mueve tontos, así que se agarra de la inflación. Viejas estrategias.
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WalletManager
· 10-07 19:41
Tsk tsk, 3% parece mucho, comparado con la reducción a la mitad de la producción de Bitcoin, no es suficiente.
En el ámbito de Activos Cripto, la política de inflación de ZKC ha suscitado un intenso debate. Los partidarios creen que una tasa de inflación anual del 7% puede impulsar el desarrollo de la red, mientras que los opositores lo ven como una forma encubierta de explotación de fondos. De hecho, el efecto de la política de inflación depende de si el proyecto puede convertir los nuevos Tokens en un crecimiento de valor sustancial.
Desde la situación actual de Boundless, su estrategia de inflación parece más una carga de la que es difícil desprenderse, en lugar de un catalizador de crecimiento esperado. El equipo del proyecto originalmente esperaba recompensar a los validadores y a los que hacen staking a través de la emisión adicional de tokens, para atraer a más participantes y así fomentar el desarrollo de la red. Este diseño en sí mismo no tiene nada de malo, después de todo, la vitalidad de una red de criptomonedas depende en gran medida de los incentivos.
Sin embargo, la cuestión clave es la sostenibilidad del mecanismo de recompensas. Si dentro de la red hay una falta de demanda de cálculo real, los validadores tendrán dificultades para obtener beneficios sustanciales, y aunque se ofrezcan más incentivos en forma de Tokens, será difícil retener a los participantes a largo plazo. El ecosistema Boundless se encuentra actualmente en una etapa inicial, la mayoría de las tareas de cálculo dependen de subsidios oficiales, y hay muy pocos pedidos comerciales reales. En este contexto, la inflación se asemeja más a la creación de moneda de la nada, lo que solo diluirá el valor del Token.
La velocidad de la inflación también merece atención. Aunque parece ser un proceso de convergencia que desciende gradualmente del 7% en el primer año al 3% en el octavo año, el efecto acumulativo no debe subestimarse. Si la velocidad de crecimiento del ecosistema no puede seguir el ritmo de la inflación, el valor del Token enfrentará el riesgo de dilución continua. Por ejemplo, supongamos que el valor ecológico crece un 5% cada año, mientras que la tasa de inflación es del 7%, entonces el valor real de cada Token disminuirá año tras año.
El caso de ZKC nos recuerda que, al diseñar un modelo económico de Token, es necesario equilibrar cuidadosamente la tasa de inflación con la velocidad real de crecimiento del ecosistema. Una tasa de inflación demasiado alta, si no se traduce en un correspondiente crecimiento de valor, podría convertirse en un obstáculo para el desarrollo del proyecto, en lugar de un potenciador. En el futuro, si ZKC puede invertir la situación mediante el ajuste de estrategias y la promoción de aplicaciones reales, será un factor clave para determinar su desarrollo a largo plazo.