A las primeras horas, recibí un mensaje: la acción de la Reserva Federal esta vez es bastante interesante. No se trata de anunciar una subida de tipos ni de dar pistas, sino de inyectar directamente 160 mil millones de dólares en liquidez al mercado, mediante operaciones de recompra overnight. La frecuencia de estas operaciones es tan alta que ya es la segunda vez desde el inicio de la pandemia, lo que da una sensación de cierta reserva o secretismo.

Primero, expliquemos qué es una recompra overnight. En pocas palabras, la Reserva Federal presta dinero temporalmente a los bancos, haciendo que el efectivo en sus cuentas sea más abundante. Con esta operación, toda la economía se vuelve más flexible en términos de dinero, lo que reduce los costos de financiamiento y aumenta la disposición al riesgo. Si los activos tradicionales ya no pueden subir más o si el riesgo está al máximo, estos fondos que están en el aire naturalmente buscarán nuevos destinos, como el mundo de las criptomonedas en nuestro lado.

¿Por qué esta inyección de liquidez podría estimular el mercado de criptomonedas? Hay varias razones:

Primero, el efecto de spillover de liquidez. Cuando hay más dinero, los participantes del mercado tienen mayor tolerancia al riesgo, y los activos de alto riesgo tienden a ser más buscados, incluyendo los activos digitales.

Segundo, el efecto de las expectativas psicológicas. En el pasado, varias veces que se ha inyectado liquidez de manera similar, BTC y las principales criptomonedas han experimentado movimientos de euforia a corto plazo, formando un patrón de respuesta condicionada en el mercado.

Tercero, la expectativa de depreciación del dólar. Cuando la señal de inyección de liquidez es clara, algunos fondos ya empiezan a posicionarse en activos que protejan contra la inflación o en instrumentos de reserva alternativos, y los activos digitales entran en ese campo de visión de forma natural.

Pero las cosas no son tan simples. Los efectos posteriores dependerán del panorama macroeconómico, de las regulaciones y de la capacidad de resistencia del mercado en sí. Hacia dónde fluirá finalmente esta liquidez, todavía hay que seguir observando.