Hace poco, en una conferencia del sector, escuché un punto de vista bastante impactante: en los próximos dos años, la distribución de la riqueza en el mundo de las criptomonedas experimentará una reestructuración brutal.

La verdad es que, en realidad, esta idea tocó la fibra de muchos. Todos sabemos que, en estos años, las historias del mundo cripto no han cambiado mucho: quien está en la tendencia más caliente, la sigue. Desde la locura de las ICO en su momento, hasta la minería de DeFi, la especulación con NFT, y el concepto de metaverso, cada ciclo de mercado ha sido una fiesta para los especuladores. Lo que todos piensan en su interior es una cosa: aprovechar la tendencia y hacerse rico de la noche a la mañana. ¿Y si el proyecto en sí vale algo? Eso pasa a un segundo plano.

El problema es que, cada vez más, estas estrategias dejan de funcionar. El mercado madura, la regulación se perfecciona, y los proyectos de baja calidad se vuelven más fáciles de identificar. Aquellos que viven de arbitrajes a corto plazo, empezarán a ver cómo su espacio se reduce poco a poco.

El cambio que se avecina es bastante claro: toda la industria está pasando de ser "impulsada por la especulación" a ser "impulsada por el valor". En otras palabras, la era de solo especular con conceptos y fijarse en las subidas y bajadas a corto plazo está llegando a su fin. Los que podrán sobrevivir serán aquellos que realmente valoren el potencial a largo plazo de los proyectos y estén dispuestos a hacer una inversión sostenida.

La entrada masiva de usuarios con IA y robots en el mercado de las criptomonedas acelerará aún más este cambio. No se trata solo de una actualización tecnológica, sino de un cambio fundamental en la estructura de usuarios del ecosistema. Cuando los usuarios reales y las necesidades de las aplicaciones se conviertan en el motor principal, el mercado ya no podrá sostenerse solo con especulación pura.

Por eso, para 2026, verás dos grupos completamente diferentes: uno, los que ya han visto la tendencia claramente, que se dedicarán a hacer cosas sólidas y a largo plazo, y que cosecharán beneficios en la próxima fase; y otro, los que todavía sueñan con hacerse ricos de la noche a la mañana, que probablemente solo verán cómo las oportunidades se escapan de sus manos. Esto es lo que se llama la "migración de la riqueza".