El pequeño A tiene 28 años, ha ahorrado 1 millón de nuevos dólares taiwaneses y quiere duplicar esa cantidad en 5 años, alcanzando los 2 millones. Este objetivo suena ambicioso, pero con una metodología científica se puede hacer realidad: esa metodología es construir una cartera de inversión.
En lugar de poner todo el dinero en un solo activo (lo que es la típica trampa de “poner todos los huevos en una sola cesta”), el pequeño A opta por una estrategia más inteligente: 50% en acciones, 30% en fondos, 10% en depósitos a plazo, y el 10% restante como fondo de emergencia. Con esta distribución de la cartera, se mantiene el impulso de crecimiento y se reduce la exposición al riesgo.
La lógica de esta diversificación es sencilla: cuando un mercado cae, otros activos pueden mantenerse estables, equilibrando la volatilidad general. Es como una dieta equilibrada: no se puede comer solo proteínas, ni solo carbohidratos.
¿Qué es exactamente una cartera de inversión?
Una cartera de inversión (Investment Portfolio) en pocas palabras es: una combinación de múltiples activos financieros que posees en proporciones determinadas. Estos activos incluyen acciones, fondos, bonos, depósitos bancarios, criptomonedas, etc.
¿Y por qué no apostar todo a un solo activo? Porque el riesgo se concentra en un solo activo y, ante un evento imprevisto (black swan), las pérdidas pueden ser catastróficas. La clave de una cartera es aprovechar la complementariedad de los activos para lograr un equilibrio entre “máximo rendimiento y mínimo riesgo”.
Un crecimiento financiero saludable debe ser estable y progresivo, no con grandes fluctuaciones. Una cartera bien diseñada incluye:
Activos de alto rendimiento y alto riesgo: acciones, Bitcoin, divisas, etc. (para impulsar el crecimiento)
Activos de riesgo medio: fondos, ETFs, etc. (para balancear y amortiguar)
Activos de bajo riesgo y estabilidad: bonos, depósitos bancarios, etc. (para seguridad)
Tres factores clave que determinan cómo debes distribuir tu cartera
No todas las carteras son iguales. Tu cartera debe estar diseñada a medida según tu situación, influenciada principalmente por tres factores:
1. Tu actitud ante el riesgo (tolerancia al riesgo)
Este es el factor más subjetivo. Algunas personas nacen con gusto por la aventura, otras son conservadoras, y esto afecta directamente la proporción de activos riesgosos en tu cartera.
La tolerancia al riesgo generalmente se divide en tres categorías:
Agresivo: dispuesto a soportar grandes fluctuaciones para obtener mayores rendimientos, con mayor peso en activos riesgosos
Balanceado: equilibrio entre riesgo y rendimiento
Conservador: prioriza la seguridad del capital, dispuesto a sacrificar ganancias para reducir la volatilidad
2. La edad, un factor invisible que decide mucho
La edad determina directamente el nivel de riesgo que puedes soportar. Un trabajador de 28 años y un jubilado de 65 años deben tener carteras muy diferentes.
Ventajas de los jóvenes inversores:
Ingresos laborales constantes, pueden seguir aportando capital
Aunque pierdan un 30% en una inversión, tienen 30 años para recuperarse
Pueden soportar alta volatilidad a cambio de un alto crecimiento
Consideraciones para los jubilados:
Sin ingresos laborales adicionales, el capital es su última protección
Necesitan que la cartera genere flujo de efectivo estable para vivir
La tolerancia al riesgo disminuye significativamente
3. El rendimiento del mercado de diferentes activos (entorno del mercado)
Incluso activos similares pueden comportarse de manera muy distinta en diferentes entornos de mercado.
Por ejemplo, fondos:
Fondos monetarios: alta liquidez, bajo rendimiento, poca volatilidad
Fondos de acciones: mayor rendimiento, pero con volatilidad significativa
Por ejemplo, ETFs de índices bursátiles:
ETF de mercados emergentes: afectados por geopolítica y políticas económicas, con volatilidad del 15-20%
ETF de mercados desarrollados: empresas diversificadas, volatilidad del 5-10%
De 2017-2020 a 2020-2022 se puede ver: los mercados emergentes lideraron en auge, pero en recesión cayeron más profundamente.
Cómo distribuir tu cartera según tu tolerancia al riesgo
Una vez claros los factores, la distribución de la cartera se vuelve más sencilla. Aquí tres modelos comunes:
Distribución agresiva (para jóvenes dispuestos a arriesgar)
Si solo inviertes en fondos, también puedes hacer una distribución interna:
Agresiva: fondos de acciones 60%, fondos de bonos 30%, fondos de commodities 10%
Balanceada: fondos de acciones 40%, fondos de bonos 40%, fondos de commodities 20%
Conservadora: fondos de acciones 20%, fondos de bonos 60%, fondos de commodities 20%
Cómo construir paso a paso tu propia cartera para principiantes
Primer paso: entender tu tolerancia al riesgo
No es solo por intuición, sino mediante pruebas científicas. Hay muchas evaluaciones en línea que, a través de cuestionarios, determinan si eres un inversor agresivo, balanceado o conservador.
Este paso es crucial, porque define toda la dirección de tu cartera.
Segundo paso: planificar en función de tu edad y objetivos
Los objetivos de inversión suelen dividirse en tres categorías:
Crecimiento de patrimonio
Establecer metas específicas, como “duplicar en 5 años”
Adecuado para jóvenes con alta tolerancia al riesgo
Requiere ajustes periódicos para aprovechar oportunidades del mercado
Preservación de patrimonio
Superar la inflación y mantener el poder adquisitivo
Para inversores con patrimonio acumulado o jubilados
Enfocado en productos de bajo riesgo
Flujo de efectivo
Prioriza liquidez, poder retirar en cualquier momento
Para emprendedores o quienes necesitan pagos flexibles
Mayor proporción en cuentas de ahorro y activos líquidos
Tercer paso: conocer las características de los activos seleccionados
Este paso en la construcción de la cartera a menudo se pasa por alto. Antes de decidir las proporciones, debes entender claramente los riesgos y rendimientos de acciones, fondos, bonos, depósitos, etc.
La volatilidad, liquidez y potencial de rendimiento varían mucho entre activos; distribuir sin conocimiento es como recetar medicamentos sin saber qué hacen, muy peligroso.
Cuarto paso: definir y ejecutar la estrategia de distribución
Supón que tu plan es:
Objetivo: duplicar en 5 años (de 100 a 200 millones)
Distribución: 50% en acciones (50 millones) + 30% en fondos (30 millones) + 10% en depósitos (10 millones) + 10% en fondo de emergencia (10 millones)
Ejecución: abrir posiciones en cada tipo de activo según esas proporciones
No olvides reservar un fondo de emergencia. Esos 10% no es desperdicio, sino protección. Siempre puede surgir un gasto imprevisto, y estar preparado evita problemas mayores.
¿Qué hacer después de configurar tu cartera?
No basta con crearla, es solo el comienzo. Los mercados cambian, y tu cartera también debe ajustarse.
Evaluar y reajustar periódicamente
En diferentes ciclos de mercado, el rendimiento de los activos varía notablemente. Lo que fue un buen activo puede fallar, y entonces hay que ajustar las proporciones y reequilibrar.
Se recomienda revisar cada trimestre o cada medio año, considerando:
Desviaciones significativas en el rendimiento esperado
Cambios en tu etapa de vida (ascensos, matrimonio, jubilación)
Cambios en el entorno del mercado
Modificaciones en tu tolerancia o metas de inversión
Establecer mecanismos de toma de ganancias y límites de pérdida
Planifica con anticipación tus objetivos de venta y stop-loss para evitar decisiones emocionales. Cuando un activo alcanza tu objetivo de ganancia, realiza la venta para asegurar beneficios; si cae más allá de un límite, corta pérdidas para evitar que se agraven.
Mantén una actitud racional
Quizá lo más difícil. En momentos de volatilidad, abundan noticias de pánico y optimismo excesivo. La clave es mantener la calma, seguir tu plan a largo plazo y no dejarte llevar por emociones.
Preguntas frecuentes sobre la distribución de la cartera
Q: ¿Se puede hacer una cartera con poco dinero?
A: Claro. Lo importante es conocer los mínimos de inversión de cada activo. En Taiwán, muchos fondos requieren solo 3000 TWD, los bonos no son altos, y los CFD son una buena opción para pequeñas inversiones.
Q: ¿Con una cartera garantizo ganancias?
A: No necesariamente. La cartera ayuda a balancear riesgo y rendimiento, pero los resultados dependen del mercado y de la calidad de los activos elegidos. La selección inicial y los ajustes periódicos son clave.
Q: ¿Puedo hacer una cartera sin entender mucho de inversión?
A: Lo recomendable es aprender los conceptos básicos primero. Conocer el panorama de cada activo, cuándo comprar y vender, y sus riesgos, es fundamental. También puedes consultar a un asesor financiero para que te ayude a personalizar.
Q: ¿Puedo copiar la cartera de otra persona?
A: No es recomendable. Aunque puedes usarla como referencia, lo mejor es ajustarla a tu edad, ingresos, tolerancia al riesgo y objetivos personales.
Q: ¿Una vez configurada la cartera, ya no hay que tocarla?
A: Ese es un gran error. La cartera requiere evaluación y ajuste periódicos, porque los mercados y tu vida cambian. Revisar el rendimiento y reequilibrar asegura que siga alineada con tus metas.
Resumen: tu camino hacia una cartera efectiva
Construir una cartera de inversión científica requiere tres condiciones:
Conocimiento básico: entender las características de cada activo
Autoconocimiento: saber tu tolerancia al riesgo y objetivos
Disciplina en la ejecución: evaluar y ajustar regularmente, sin dejarte llevar por las emociones
No es un proceso de una sola vez, sino una mejora continua. Desde definir metas, seleccionar activos, establecer proporciones, hasta ajustar y gestionar riesgos, cada paso influye en tus resultados.
En lugar de perseguir mitos de inversión, construye con calma una cartera que se adapte a ti. Quizá no sea la forma más emocionante, pero sí la más sólida y sostenible — y esa es, en definitiva, la vía que la mayoría de los inversores siguen para hacer crecer su patrimonio.
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¿Cómo puedes hacer una buena asignación de tu cartera de activos? Necesitas dominar esta guía de inversión en cartera
Desde un caso real
El pequeño A tiene 28 años, ha ahorrado 1 millón de nuevos dólares taiwaneses y quiere duplicar esa cantidad en 5 años, alcanzando los 2 millones. Este objetivo suena ambicioso, pero con una metodología científica se puede hacer realidad: esa metodología es construir una cartera de inversión.
En lugar de poner todo el dinero en un solo activo (lo que es la típica trampa de “poner todos los huevos en una sola cesta”), el pequeño A opta por una estrategia más inteligente: 50% en acciones, 30% en fondos, 10% en depósitos a plazo, y el 10% restante como fondo de emergencia. Con esta distribución de la cartera, se mantiene el impulso de crecimiento y se reduce la exposición al riesgo.
La lógica de esta diversificación es sencilla: cuando un mercado cae, otros activos pueden mantenerse estables, equilibrando la volatilidad general. Es como una dieta equilibrada: no se puede comer solo proteínas, ni solo carbohidratos.
¿Qué es exactamente una cartera de inversión?
Una cartera de inversión (Investment Portfolio) en pocas palabras es: una combinación de múltiples activos financieros que posees en proporciones determinadas. Estos activos incluyen acciones, fondos, bonos, depósitos bancarios, criptomonedas, etc.
¿Y por qué no apostar todo a un solo activo? Porque el riesgo se concentra en un solo activo y, ante un evento imprevisto (black swan), las pérdidas pueden ser catastróficas. La clave de una cartera es aprovechar la complementariedad de los activos para lograr un equilibrio entre “máximo rendimiento y mínimo riesgo”.
Un crecimiento financiero saludable debe ser estable y progresivo, no con grandes fluctuaciones. Una cartera bien diseñada incluye:
Tres factores clave que determinan cómo debes distribuir tu cartera
No todas las carteras son iguales. Tu cartera debe estar diseñada a medida según tu situación, influenciada principalmente por tres factores:
1. Tu actitud ante el riesgo (tolerancia al riesgo)
Este es el factor más subjetivo. Algunas personas nacen con gusto por la aventura, otras son conservadoras, y esto afecta directamente la proporción de activos riesgosos en tu cartera.
La tolerancia al riesgo generalmente se divide en tres categorías:
2. La edad, un factor invisible que decide mucho
La edad determina directamente el nivel de riesgo que puedes soportar. Un trabajador de 28 años y un jubilado de 65 años deben tener carteras muy diferentes.
Ventajas de los jóvenes inversores:
Consideraciones para los jubilados:
3. El rendimiento del mercado de diferentes activos (entorno del mercado)
Incluso activos similares pueden comportarse de manera muy distinta en diferentes entornos de mercado.
Por ejemplo, fondos:
Por ejemplo, ETFs de índices bursátiles:
De 2017-2020 a 2020-2022 se puede ver: los mercados emergentes lideraron en auge, pero en recesión cayeron más profundamente.
Cómo distribuir tu cartera según tu tolerancia al riesgo
Una vez claros los factores, la distribución de la cartera se vuelve más sencilla. Aquí tres modelos comunes:
Distribución agresiva (para jóvenes dispuestos a arriesgar)
Distribución balanceada (para adultos de mediana edad con ingresos estables)
Distribución conservadora (para cercanos a la jubilación o priorizando capital)
Si solo inviertes en fondos, también puedes hacer una distribución interna:
Cómo construir paso a paso tu propia cartera para principiantes
Primer paso: entender tu tolerancia al riesgo
No es solo por intuición, sino mediante pruebas científicas. Hay muchas evaluaciones en línea que, a través de cuestionarios, determinan si eres un inversor agresivo, balanceado o conservador.
Este paso es crucial, porque define toda la dirección de tu cartera.
Segundo paso: planificar en función de tu edad y objetivos
Los objetivos de inversión suelen dividirse en tres categorías:
Crecimiento de patrimonio
Preservación de patrimonio
Flujo de efectivo
Tercer paso: conocer las características de los activos seleccionados
Este paso en la construcción de la cartera a menudo se pasa por alto. Antes de decidir las proporciones, debes entender claramente los riesgos y rendimientos de acciones, fondos, bonos, depósitos, etc.
La volatilidad, liquidez y potencial de rendimiento varían mucho entre activos; distribuir sin conocimiento es como recetar medicamentos sin saber qué hacen, muy peligroso.
Cuarto paso: definir y ejecutar la estrategia de distribución
Supón que tu plan es:
No olvides reservar un fondo de emergencia. Esos 10% no es desperdicio, sino protección. Siempre puede surgir un gasto imprevisto, y estar preparado evita problemas mayores.
¿Qué hacer después de configurar tu cartera?
No basta con crearla, es solo el comienzo. Los mercados cambian, y tu cartera también debe ajustarse.
Evaluar y reajustar periódicamente
En diferentes ciclos de mercado, el rendimiento de los activos varía notablemente. Lo que fue un buen activo puede fallar, y entonces hay que ajustar las proporciones y reequilibrar.
Se recomienda revisar cada trimestre o cada medio año, considerando:
Establecer mecanismos de toma de ganancias y límites de pérdida
Planifica con anticipación tus objetivos de venta y stop-loss para evitar decisiones emocionales. Cuando un activo alcanza tu objetivo de ganancia, realiza la venta para asegurar beneficios; si cae más allá de un límite, corta pérdidas para evitar que se agraven.
Mantén una actitud racional
Quizá lo más difícil. En momentos de volatilidad, abundan noticias de pánico y optimismo excesivo. La clave es mantener la calma, seguir tu plan a largo plazo y no dejarte llevar por emociones.
Preguntas frecuentes sobre la distribución de la cartera
Q: ¿Se puede hacer una cartera con poco dinero?
A: Claro. Lo importante es conocer los mínimos de inversión de cada activo. En Taiwán, muchos fondos requieren solo 3000 TWD, los bonos no son altos, y los CFD son una buena opción para pequeñas inversiones.
Q: ¿Con una cartera garantizo ganancias?
A: No necesariamente. La cartera ayuda a balancear riesgo y rendimiento, pero los resultados dependen del mercado y de la calidad de los activos elegidos. La selección inicial y los ajustes periódicos son clave.
Q: ¿Puedo hacer una cartera sin entender mucho de inversión?
A: Lo recomendable es aprender los conceptos básicos primero. Conocer el panorama de cada activo, cuándo comprar y vender, y sus riesgos, es fundamental. También puedes consultar a un asesor financiero para que te ayude a personalizar.
Q: ¿Puedo copiar la cartera de otra persona?
A: No es recomendable. Aunque puedes usarla como referencia, lo mejor es ajustarla a tu edad, ingresos, tolerancia al riesgo y objetivos personales.
Q: ¿Una vez configurada la cartera, ya no hay que tocarla?
A: Ese es un gran error. La cartera requiere evaluación y ajuste periódicos, porque los mercados y tu vida cambian. Revisar el rendimiento y reequilibrar asegura que siga alineada con tus metas.
Resumen: tu camino hacia una cartera efectiva
Construir una cartera de inversión científica requiere tres condiciones:
No es un proceso de una sola vez, sino una mejora continua. Desde definir metas, seleccionar activos, establecer proporciones, hasta ajustar y gestionar riesgos, cada paso influye en tus resultados.
En lugar de perseguir mitos de inversión, construye con calma una cartera que se adapte a ti. Quizá no sea la forma más emocionante, pero sí la más sólida y sostenible — y esa es, en definitiva, la vía que la mayoría de los inversores siguen para hacer crecer su patrimonio.