La subida de tipos del Banco de Japón no es solo una política de ajuste — es una señal de que la economía está dejando atrás la deflación y encaminándose hacia la normalización, además de estar remodelando silenciosamente toda la lógica del mercado.

Desde Japón, estos cambios están creando las condiciones para un mercado alcista estructural. El índice Nikkei 225 alcanza nuevos máximos, y la lógica detrás de ello es clara: el aumento de tipos impulsa la transformación económica, las empresas ya no se aferran al efectivo, sino que aumentan las inversiones en tecnología y la expansión de mercado. La banca se beneficia directamente, con un aumento en el diferencial de interés neto, y esas ganancias reprimidas durante mucho tiempo finalmente tienen oportunidad de recuperarse.

El mercado de bonos también es interesante. La subida en los rendimientos de los bonos del Estado genera volatilidad, pero por otro lado, la rentabilidad de los bonos a 10 años, cercana al 2%, no se había visto en años en estos activos de renta fija. Los inversores que puedan tolerar la volatilidad ahora tienen una oportunidad para posicionarse.

La reacción en cadena del yen apreciándose es aún más interesante. Las empresas que importan materias primas y los consumidores japoneses pueden beneficiarse de un yen más fuerte, que alivia la inflación importada. Además, esta fortaleza del yen, a través del mercado de divisas, las materias primas y otros canales, irá influyendo gradualmente en el flujo global de capitales. La desintegración de las operaciones de arbitraje en yen está remodelando el panorama de la liquidez global.