Invertir, en el fondo, se resume en dos palabras: saber esperar.

¿Te has preguntado alguna vez por qué a los mejores inversores se les llama "grandes tiburones" financieros? No son tigres, no son leones, ni siquiera tiburones, sino cocodrilos.

Los tigres y los leones son feroces, pero cazar les consume mucha energía y, si se topan con una presa dura, pueden salir heridos. El cocodrilo es diferente: es paciente, frío y, además, muy inteligente. Puede apostarse en un abrevadero donde los animales deben pasar, y esperar días o incluso semanas. Cuando llega el momento, ataca y devora a su presa. ¿Se le escapa? Se sumerge de nuevo y espera. Alta rentabilidad, bajo riesgo.

¿Crees que los cocodrilos, por tener patas cortas, son lentos? En realidad, corren más rápido que las personas en tierra firme. Pero rara vez cazan en tierra: consume demasiada energía, el riesgo es alto, no compensa. Solo hacen lo que mejor se les da: esperar bajo el agua a que la presa se acerque. Los operadores deben entender esto: solo operando en los campos que dominan pueden sobrevivir en el mercado a largo plazo. Recuerda: los cocodrilos han sobrevivido desde la época de los dinosaurios, llevan más de 200 millones de años aquí.

¿Parece una estrategia pasiva? En realidad, es la más eficiente: capturar presas usando la mínima energía, lograr el máximo beneficio al menor coste. Esa es la clave que comparten los grandes jugadores financieros y los cocodrilos.