Este mes, en la cuenta han entrado casi un millón de dólares.

Me quedé varios segundos mirando la cifra, con una sensación de irrealidad. Solo en la posición de Bitcoin, la ganancia flotante ya es de 1,3 millones. Si sumo las ganancias anteriores de Ethereum, PIPPI y ZEC, parece como si todo hubiera sido regalado. Pero, ¿de verdad este dinero fue “recogido” así de fácil?

Por supuesto que no. Yo nunca apuesto.

Lo que espero es la estructura. Por ejemplo, con ETH, hace unos días el precio estaba lateralizando cerca de 2800, con el volumen de negociación reducido al mínimo: eso es el mercado diciéndote que la presión de venta se ha agotado. Pusimos una orden en 2820, con stop loss en 2780, ¿y después? Dejar que el mercado haga su trabajo.

Tampoco intento adivinar la dirección, solo sigo señales reales.

¿Por qué me atreví a entrar en PIPPI en 0,11? Porque los datos on-chain mostraban que una ballena había puesto muchas órdenes de compra justo por debajo de 0,10. Ese era el soporte más sólido. Cuando el precio llegó ahí, construimos la posición en varias partes, apuntando al máximo anterior. Al final, el mercado respondió bien: en tres días, doblamos.

Detrás de cada operación, hay reglas estrictas: no actúo si la figura no está formada; no duermo si el stop loss no está fijado; y cuando se alcanza el objetivo, salgo inmediatamente, sin quedarme a pelear.

Ganar dinero no depende de un destello de inspiración, sino de un sistema replicable y ejecutado con disciplina. Esta tendencia coincidió con nuestro método, y así llegaron los beneficios. Ahora, la siguiente oportunidad se está formando poco a poco, y mi equipo y yo estamos atentos al mercado cada día, analizando y simulando escenarios una y otra vez.

Si todavía sigues chocando a ciegas en el mercado, si siempre aciertas en la dirección pero no logras ganar dinero, quizás el problema no sea la suerte, sino la falta de este método tan sencillo, pero tan efectivo.