Esta mañana vi la noticia: Netflix realmente va a hacerse con Warner Bros. Aunque ya había rumores antes, que el asunto se materializara sigue siendo bastante sorprendente.
Pensar que hace más de veinte años, Netflix no era más que un pequeño taller que sobrevivía enviando DVDs por correo, sin dinero ni influencia, hasta el punto de que ni Blockbuster se molestaba en mirarlo. ¿Y qué pasó al final? No se rindieron y, al contrario, remontaron gracias a dos jugadas arriesgadas:
La primera, apostarlo todo al streaming. En aquel entonces, el negocio de alquiler de DVDs estaba en pleno auge, la mayoría seguía esperando sus discos en el sofá, pero Netflix decidió cortar de raíz su fuente de ingresos y apostó a que en el futuro todos veríamos vídeos online. En su momento, esa decisión parecía una locura: dejar de lado un negocio rentable para lanzarse por un camino inexplorado.
Pero fue precisamente esa forma de “no jugar según las reglas” lo que les permitió pasar de ser un simple vendedor de DVDs a convertirse en el gigante del streaming capaz de engullir ahora a Warner Bros. El mundo de los negocios a veces es así de mágico: veinte años dan muchas vueltas, ¿quién iba a imaginar que aquella pequeña empresa rechazada acabaría comprando a un imperio clásico del cine y la televisión?
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Esta mañana vi la noticia: Netflix realmente va a hacerse con Warner Bros. Aunque ya había rumores antes, que el asunto se materializara sigue siendo bastante sorprendente.
Pensar que hace más de veinte años, Netflix no era más que un pequeño taller que sobrevivía enviando DVDs por correo, sin dinero ni influencia, hasta el punto de que ni Blockbuster se molestaba en mirarlo. ¿Y qué pasó al final? No se rindieron y, al contrario, remontaron gracias a dos jugadas arriesgadas:
La primera, apostarlo todo al streaming. En aquel entonces, el negocio de alquiler de DVDs estaba en pleno auge, la mayoría seguía esperando sus discos en el sofá, pero Netflix decidió cortar de raíz su fuente de ingresos y apostó a que en el futuro todos veríamos vídeos online. En su momento, esa decisión parecía una locura: dejar de lado un negocio rentable para lanzarse por un camino inexplorado.
Pero fue precisamente esa forma de “no jugar según las reglas” lo que les permitió pasar de ser un simple vendedor de DVDs a convertirse en el gigante del streaming capaz de engullir ahora a Warner Bros. El mundo de los negocios a veces es así de mágico: veinte años dan muchas vueltas, ¿quién iba a imaginar que aquella pequeña empresa rechazada acabaría comprando a un imperio clásico del cine y la televisión?