Esta semana, los operadores de todo el mundo solo tienen una cosa en mente: ¿cómo va a plantearlo Powell?
¿Recorte de 25 puntos básicos? Por supuesto, eso hace tiempo que dejó de ser un secreto. Pero, ¿de verdad crees que la Reserva Federal va a repartir caramelos con suavidad? No seas ingenuo. Esta vez van a jugar a "dar de comer con una mano y apuñalar con la otra", y el mercado podría estar siendo empujado a un pozo aún más profundo.
Lo realmente peligroso no es el recorte en sí, sino las tres espadas que cuelgan sobre nuestras cabezas:
Primero, ¿hasta qué punto se suavizará el lenguaje sobre la "inflación" en el comunicado de política? Cada palabra cuenta como una señal. Segundo, ¿se atreverá el diagrama de puntos a mostrar abiertamente que hasta aquí hemos llegado este año? Tercero, en la rueda de prensa de Powell, incluso una pausa o un simple ceño fruncido podrían desencadenar ventas de pánico.
Y para colmo, aparece de repente un cisne negro fuera del guion: un terremoto de magnitud 7,6 en Japón. El dólar/yen se disparó instantáneamente hasta 156; este desastre natural no solo ha derribado edificios, sino que también ha hecho trizas el plan de subida de tipos que el Banco de Japón llevaba preparando durante diez años. Ahora mismo, el capital global está reestructurando posiciones a toda velocidad.
Observa la situación actual: Wall Street y el mercado de bonos están en plena volatilidad, funcionarios del BCE se atreven a hablar de "posibles subidas de tipos" a contracorriente, y Brasil, Suiza y Australia han optado por quedarse a la espera. Todos los operadores tienen la misma idea escrita en la cara: este recorte de tipos no es para rescatar el mercado, es la "prueba de supervivencia" que la Reserva Federal ha puesto al mundo entero.
Lo más inquietante es que las expectativas del mercado están completamente divididas. Unos apuestan por un aterrizaje suave de la Fed, mientras que otros ya huelen ese tufillo a estanflación de los años 70. Basta con que haya dos votos en contra en la votación y esta noche prepárate para ver una masacre.
En resumen: Un recorte histórico de tipos choca con un terremoto de una década de frecuencia; ¿de verdad crees que es casualidad? Esto es una prueba de estrés al límite para el sistema financiero de la nueva era. Ese micrófono en manos de Powell es diez mil veces más importante que la propia política de recorte de tipos.
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BlockTalk
· 12-10 00:15
Cuando Powell habla, el capital global tiene que reorganizarse; eso sí que es un auténtico juego de poder.
El terremoto de Japón hizo saltar por los aires el plan a diez años del banco central; ahora todos los bancos centrales están a la expectativa, el que se mueva primero, pierde.
La masacre ya está en camino, solo queda ver cómo se desarrolla esta noche.
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ImpermanentPhobia
· 12-09 05:50
Por una sola palabra de Powell, todo tiene que empezar de nuevo; si se muerde la lengua, el mercado se desploma.
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ThatsNotARugPull
· 12-09 05:49
Powell, este tipo, con una sola frase esta noche puede hundir medio mercado. La bajada de tipos ya está decidida desde hace tiempo, lo importante es fijarse en la gestión de sus expresiones faciales.
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ParallelChainMaxi
· 12-09 05:45
¿Cuánto puede valer esa boca de Powell, de verdad?
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wagmi_eventually
· 12-09 05:41
La boca de Powell vale más que la propia política; con una sola frase puede decidir quién compra en el mínimo y quién vende en pérdidas esta noche.
Esta semana, los operadores de todo el mundo solo tienen una cosa en mente: ¿cómo va a plantearlo Powell?
¿Recorte de 25 puntos básicos? Por supuesto, eso hace tiempo que dejó de ser un secreto. Pero, ¿de verdad crees que la Reserva Federal va a repartir caramelos con suavidad? No seas ingenuo. Esta vez van a jugar a "dar de comer con una mano y apuñalar con la otra", y el mercado podría estar siendo empujado a un pozo aún más profundo.
Lo realmente peligroso no es el recorte en sí, sino las tres espadas que cuelgan sobre nuestras cabezas:
Primero, ¿hasta qué punto se suavizará el lenguaje sobre la "inflación" en el comunicado de política? Cada palabra cuenta como una señal.
Segundo, ¿se atreverá el diagrama de puntos a mostrar abiertamente que hasta aquí hemos llegado este año?
Tercero, en la rueda de prensa de Powell, incluso una pausa o un simple ceño fruncido podrían desencadenar ventas de pánico.
Y para colmo, aparece de repente un cisne negro fuera del guion: un terremoto de magnitud 7,6 en Japón. El dólar/yen se disparó instantáneamente hasta 156; este desastre natural no solo ha derribado edificios, sino que también ha hecho trizas el plan de subida de tipos que el Banco de Japón llevaba preparando durante diez años. Ahora mismo, el capital global está reestructurando posiciones a toda velocidad.
Observa la situación actual: Wall Street y el mercado de bonos están en plena volatilidad, funcionarios del BCE se atreven a hablar de "posibles subidas de tipos" a contracorriente, y Brasil, Suiza y Australia han optado por quedarse a la espera. Todos los operadores tienen la misma idea escrita en la cara: este recorte de tipos no es para rescatar el mercado, es la "prueba de supervivencia" que la Reserva Federal ha puesto al mundo entero.
Lo más inquietante es que las expectativas del mercado están completamente divididas. Unos apuestan por un aterrizaje suave de la Fed, mientras que otros ya huelen ese tufillo a estanflación de los años 70. Basta con que haya dos votos en contra en la votación y esta noche prepárate para ver una masacre.
En resumen:
Un recorte histórico de tipos choca con un terremoto de una década de frecuencia; ¿de verdad crees que es casualidad? Esto es una prueba de estrés al límite para el sistema financiero de la nueva era. Ese micrófono en manos de Powell es diez mil veces más importante que la propia política de recorte de tipos.