Fuente: CryptoNewsNet
Título original: El problema del procesador de 1984: la escalabilidad de Web3 exige compensación P2P, no blockchains más grandes | Opinión
Enlace original:
Existe una idea errónea común en la narrativa actual sobre la escalabilidad de web3 según la cual la adopción masiva requiere blockchains más rápidas, grandes y potentes. En cada ciclo, surge una nueva generación de cadenas que promete millones de transacciones por segundo y comisiones casi nulas.
Resumen
Perseguir un TPS masivo refleja la mentalidad fallida de los años 80 del “reloj más rápido” de un solo núcleo; las blockchains se crearon para la liquidación final, no para la compensación de alta frecuencia, lo que hace que los diseños monolíticos L1/L2 estén fundamentalmente desalineados con el uso real.
Las comisiones de gas generan fricción psicológica y económica; la liquidez está fragmentada entre cadenas, alimentando más de 2.000 millones de dólares en exploits de puentes en 2025; y los desarrolladores se ven obligados a gestionar la complejidad cross-chain que degrada la experiencia de usuario y ralentiza la innovación.
Las capas de compensación L3 fuera de la cadena y sin confianza —similares al modelo TrustFi bancario— permiten interacciones de usuario sin gas, liquidez unificada sin puentes riesgosos y escalabilidad paralelizada mediante la especialización en lugar de la fuerza bruta de espacio de bloque.
Lecciones históricas de la computación
En la historia de la informática, un millón de instrucciones por segundo (1 MIPS) se logró con superordenadores en 1964, minicomputadoras en 1977 y, en 1984, el procesador doméstico medio de Intel ya había alcanzado esa cifra, alcanzando entre 1 y 3 MIPS. Hoy en día, la informática moderna opera en Teraflops (billones de operaciones), y con superordenadores, estamos experimentando Peta o Exaflops (cuatrillones y quintillones de operaciones), mientras las blockchains continúan discutiendo sobre millones en TPS, de una era pasada. Este énfasis en el rendimiento es un callejón sin salida tecnológico, inquietantemente similar a un error fundamental cometido en los primeros días de la informática: el problema del procesador de 1984.
Las blockchains L1 traen de vuelta el problema de 1984
En los años 80, los ingenieros informáticos estaban obsesionados con incrementar la velocidad de reloj de los procesadores de un solo núcleo. Creían que un reloj más rápido hacía un ordenador más rápido. Llevaron los límites físicos del silicio hasta que ellos mismos se toparon con un callejón sin salida tecnológico. El calor y el consumo de energía se volvieron inmanejables, creando un límite físico duro para este enfoque. La solución que desbloqueó la siguiente era de la computación no fue un núcleo más rápido, sino el salto al procesamiento multinúcleo y, más importante aún, la especialización y la paralelización.
Hoy en día, las blockchains L1 y L2 están cometiendo exactamente el mismo error. Intentan ser el motor monolítico único para todo tipo de transacciones, desde transferencias de alto valor hasta micropagos en banca personal. No funciona.
Piénsalo como un viaje al supermercado. Cuando compras manzanas, naranjas y plátanos, no pagas individualmente por cada fruta que recoges. Agrupas los artículos, recibes una sola factura y pagas el total al final. Las blockchains actuales intentan liquidar cada manzana y naranja de forma individual de manera ineficiente. La blockchain se diseñó para la liquidación final, no para la compensación de alta frecuencia y bajo valor. Estos son los fallos estructurales que deben abordarse antes de que pueda lograrse la adopción masiva.
Barreras estructurales para la adopción de Web3
En gran medida, la barrera de la comisión de gas es el desafío más común en la escalabilidad. Incluso las cadenas de bajo coste requieren que los usuarios paguen una comisión por cada interacción, construyendo barreras psicológicas y económicas a la adopción. En realidad, web3 requiere una liquidación sin gas para la gran mayoría de las interacciones diarias.
El siguiente desafío a resolver de inmediato es la fragmentación de la liquidez. Los activos están aislados en cientos de cadenas, creando pools de liquidez aislados. Hoy, los puentes cross-chain son una pesadilla de seguridad, responsables de miles de millones en hacks. Solo en la primera mitad de 2025, los hackers robaron más de 2.170 millones de dólares, siendo los puentes cross-chain y los exploits de control de acceso los principales vectores de ataque. Esta fragmentación es la antítesis de un mercado financiero sano y unificado que web3 puede crear.
Debemos reconocer que construir una dApp verdaderamente cross-chain es una hazaña de ingeniería compleja y multiprotocolo. Los desarrolladores se ven obligados a dedicar su tiempo a gestionar la infraestructura de múltiples cadenas en lugar de centrarse en la capa de aplicación. Esta complejidad ralentiza la innovación y se traduce directamente en las experiencias de usuario torpes que afectan a las aplicaciones web3 hoy en día.
El cambio hacia la compensación P2P
Una verdadera solución al problema del procesador de 1984 es abrazar la especialización y mover la mayor parte de la actividad transaccional fuera de la cadena principal. Necesitamos una solución para la confianza entre pares en la que no tengamos 30.000 ordenadores supervisando la operación, pero que aun así liquidemos en cadena al final.
El enfoque recomendado va en contra de la tendencia de crear otro rollup de Capa 2, que sigue dependiendo del L1 para la ejecución y la finalidad. Se trata de establecer una red de Capa 3 que se especialice en la compensación y liquidación entre pares de alta frecuencia. Este L3 puede utilizar tecnología TrustFi sencilla y actualizada, eficiente en capital, para que el intercambio cross-chain en tiempo real y sin custodia ocurra fuera de la cadena. En TrustFi, millones de transacciones se compensan diariamente entre bancos, y solo los saldos netos se liquidan a través del banco central. En web3, el L1 es el banco central para la liquidación final, y el L3 se convierte en la cámara de compensación descentralizada y sin confianza.
La gran mayoría de las interacciones de usuario podrían así ser sin gas, eliminando la principal barrera psicológica de entrada. El L3 también puede actuar como una “red de redes”, unificando pools de liquidez fragmentados sin depender de puentes arriesgados. Por último, los desarrolladores podrán construir aplicaciones complejas y cross-chain que oculten la complejidad subyacente de múltiples blockchains.
Conclusión
La historia de la computación nos enseña que la escalabilidad se logra más rápidamente mediante la innovación arquitectónica, no por la fuerza bruta. Debemos dejar de intentar construir un único procesador más rápido y, en cambio, construir la infraestructura especializada y paralelizada que la economía global exige. El futuro de web3 no está en bloques más grandes, sino en capas de compensación P2P sin confianza que finalmente armonizan los principios de descentralización con la velocidad y el coste adecuados para la vida moderna.
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El problema del procesador de 1984: la escalabilidad de Web3 exige liquidación P2P, no blockchains más grandes
Fuente: CryptoNewsNet Título original: El problema del procesador de 1984: la escalabilidad de Web3 exige compensación P2P, no blockchains más grandes | Opinión Enlace original: Existe una idea errónea común en la narrativa actual sobre la escalabilidad de web3 según la cual la adopción masiva requiere blockchains más rápidas, grandes y potentes. En cada ciclo, surge una nueva generación de cadenas que promete millones de transacciones por segundo y comisiones casi nulas.
Resumen
Lecciones históricas de la computación
En la historia de la informática, un millón de instrucciones por segundo (1 MIPS) se logró con superordenadores en 1964, minicomputadoras en 1977 y, en 1984, el procesador doméstico medio de Intel ya había alcanzado esa cifra, alcanzando entre 1 y 3 MIPS. Hoy en día, la informática moderna opera en Teraflops (billones de operaciones), y con superordenadores, estamos experimentando Peta o Exaflops (cuatrillones y quintillones de operaciones), mientras las blockchains continúan discutiendo sobre millones en TPS, de una era pasada. Este énfasis en el rendimiento es un callejón sin salida tecnológico, inquietantemente similar a un error fundamental cometido en los primeros días de la informática: el problema del procesador de 1984.
Las blockchains L1 traen de vuelta el problema de 1984
En los años 80, los ingenieros informáticos estaban obsesionados con incrementar la velocidad de reloj de los procesadores de un solo núcleo. Creían que un reloj más rápido hacía un ordenador más rápido. Llevaron los límites físicos del silicio hasta que ellos mismos se toparon con un callejón sin salida tecnológico. El calor y el consumo de energía se volvieron inmanejables, creando un límite físico duro para este enfoque. La solución que desbloqueó la siguiente era de la computación no fue un núcleo más rápido, sino el salto al procesamiento multinúcleo y, más importante aún, la especialización y la paralelización.
Hoy en día, las blockchains L1 y L2 están cometiendo exactamente el mismo error. Intentan ser el motor monolítico único para todo tipo de transacciones, desde transferencias de alto valor hasta micropagos en banca personal. No funciona.
Piénsalo como un viaje al supermercado. Cuando compras manzanas, naranjas y plátanos, no pagas individualmente por cada fruta que recoges. Agrupas los artículos, recibes una sola factura y pagas el total al final. Las blockchains actuales intentan liquidar cada manzana y naranja de forma individual de manera ineficiente. La blockchain se diseñó para la liquidación final, no para la compensación de alta frecuencia y bajo valor. Estos son los fallos estructurales que deben abordarse antes de que pueda lograrse la adopción masiva.
Barreras estructurales para la adopción de Web3
En gran medida, la barrera de la comisión de gas es el desafío más común en la escalabilidad. Incluso las cadenas de bajo coste requieren que los usuarios paguen una comisión por cada interacción, construyendo barreras psicológicas y económicas a la adopción. En realidad, web3 requiere una liquidación sin gas para la gran mayoría de las interacciones diarias.
El siguiente desafío a resolver de inmediato es la fragmentación de la liquidez. Los activos están aislados en cientos de cadenas, creando pools de liquidez aislados. Hoy, los puentes cross-chain son una pesadilla de seguridad, responsables de miles de millones en hacks. Solo en la primera mitad de 2025, los hackers robaron más de 2.170 millones de dólares, siendo los puentes cross-chain y los exploits de control de acceso los principales vectores de ataque. Esta fragmentación es la antítesis de un mercado financiero sano y unificado que web3 puede crear.
Debemos reconocer que construir una dApp verdaderamente cross-chain es una hazaña de ingeniería compleja y multiprotocolo. Los desarrolladores se ven obligados a dedicar su tiempo a gestionar la infraestructura de múltiples cadenas en lugar de centrarse en la capa de aplicación. Esta complejidad ralentiza la innovación y se traduce directamente en las experiencias de usuario torpes que afectan a las aplicaciones web3 hoy en día.
El cambio hacia la compensación P2P
Una verdadera solución al problema del procesador de 1984 es abrazar la especialización y mover la mayor parte de la actividad transaccional fuera de la cadena principal. Necesitamos una solución para la confianza entre pares en la que no tengamos 30.000 ordenadores supervisando la operación, pero que aun así liquidemos en cadena al final.
El enfoque recomendado va en contra de la tendencia de crear otro rollup de Capa 2, que sigue dependiendo del L1 para la ejecución y la finalidad. Se trata de establecer una red de Capa 3 que se especialice en la compensación y liquidación entre pares de alta frecuencia. Este L3 puede utilizar tecnología TrustFi sencilla y actualizada, eficiente en capital, para que el intercambio cross-chain en tiempo real y sin custodia ocurra fuera de la cadena. En TrustFi, millones de transacciones se compensan diariamente entre bancos, y solo los saldos netos se liquidan a través del banco central. En web3, el L1 es el banco central para la liquidación final, y el L3 se convierte en la cámara de compensación descentralizada y sin confianza.
La gran mayoría de las interacciones de usuario podrían así ser sin gas, eliminando la principal barrera psicológica de entrada. El L3 también puede actuar como una “red de redes”, unificando pools de liquidez fragmentados sin depender de puentes arriesgados. Por último, los desarrolladores podrán construir aplicaciones complejas y cross-chain que oculten la complejidad subyacente de múltiples blockchains.
Conclusión
La historia de la computación nos enseña que la escalabilidad se logra más rápidamente mediante la innovación arquitectónica, no por la fuerza bruta. Debemos dejar de intentar construir un único procesador más rápido y, en cambio, construir la infraestructura especializada y paralelizada que la economía global exige. El futuro de web3 no está en bloques más grandes, sino en capas de compensación P2P sin confianza que finalmente armonizan los principios de descentralización con la velocidad y el coste adecuados para la vida moderna.