La gente sigue diciendo que la descentralización salvará la libertad de expresión. Pero aquí está el problema: ya no basta con ser descentralizado.

Necesitas estructuras de incentivos reales que recompensen la verdad y la calidad. ¿Si no? El mismo caos que en las plataformas centralizadas. El contenido sensacionalista de baja calidad recibe toda la interacción, mientras que el análisis reflexivo queda enterrado.

Piénsalo: cuando los algoritmos solo persiguen clics, el contenido basura siempre gana. No importa si la plataforma es descentralizada o no.

Y ahora, con la IA inundándolo todo de contenido sintético, este problema está a punto de empeorar mucho más. La descentralización sin incentivos adecuados es solo cambiar quién aloja los servidores, no arreglar lo que está roto en la forma en que se difunde la información.