En siete años, la cuenta subió de cincuenta mil a quince millones. Siendo sincero, no es que tenga una técnica extraordinaria, es que logré encerrar a la bestia de las emociones.
En los días del colapso de LUNA, en solo tres días se evaporó el 70% de la cuenta, me sentía vacío por dentro. Aquella noche, borracho, fui a desahogarme con mi hermano mayor. Solo me dijo una frase: "El mercado en realidad es bastante simple, lo complicado es tu cabeza. Si mantienes la calma, el dinero tarde o temprano volverá".
Aquello fue como un mazazo que me despertó: el verdadero enemigo no son las fluctuaciones del mercado, sino ese yo mismo que, frente a las velas, se queda paralizado por el pánico. Después, fui poco a poco descubriendo cinco principios, que hoy comparto de corazón:
**Primero: Entra cuando hace frío, observa cuando está caliente**
En el mercado alcista abundan los actores; solo en el bajista se ve quién nada desnudo. Yo suelo empezar tanteando con un 5% de la posición, y cuando el ritmo ya lo tengo interiorizado, pienso en aumentar. Nunca persigo las tendencias que todo el mundo grita a los cuatro vientos.
**Segundo: Cuanto más largo el lateral, más claro el mensaje**
¿Lateralizando en zona baja, como dormido? Los grandes están acumulando en silencio, yo les acompaño y espero. ¿Lateralizando en zona alta, como una espada colgando? El riesgo se acumula, yo me retiro antes. Resumiendo: en el suelo, paciencia; en el techo, sal corriendo.
**Tercero: Cuando toca vender, no tiembles; cuando toca comprar, actúa con decisión**
En el clímax, si sube con volumen, pongo la orden de venta justo en la resistencia: el último bocado nunca es el mejor. Si hay un desplome hasta el soporte, compro en partes, pero la línea de stop loss ya estaba marcada, y no la muevo por nada.
**Cuarto: Atrévete a comprar con vela roja, atrévete a vender con vela verde**
Cuando todo está en rojo y los demás huyen, yo recojo; cuando todo el mundo celebra con subidas en verde, yo apago el móvil. Solo yendo contra la emoción de la mayoría puedes estar entre los pocos ganadores.
**Quinto: Por la mañana observa, por la tarde actúa**
En cripto no se duerme, pero las emociones siguen un patrón: por la mañana todos son impulsivos, buen momento para mirar. Por la tarde el mercado se tranquiliza, la mente también, y entonces es buen momento para operar.
Con el tiempo, mirar el gráfico se vuelve rápido: una vela para ver la dirección, una de volumen para comprobar si es real, y lo demás es no dudar cuando toca actuar.
Conozco muy bien esa sensación: sube y no te atreves a entrar por miedo a comprar en el techo; baja y no compras por miedo al cuchillo; ganas y no vendes por querer más; pierdes y aguantas esperando recuperar. Estos cuatro demonios mentales se turnan para torturarte. Solo hay un antídoto: fija las reglas, cúmplelas como una máquina, y pon la impulsividad en la lista negra.
Siempre habrá viento, puedes tener una posición grande, pero el ritmo del corazón no puede perderse. De cincuenta mil a quince millones, no fue por acertar siempre, sino por cortar pérdidas rápido cuando me equivoco, y dejar correr los beneficios cuando acierto.
Saber aguantar, saber esperar, y tener el valor de salir en el momento clave: solo así, cuando vuelva el viento, podrás estar en el sitio donde pasa el dinero.
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En siete años, la cuenta subió de cincuenta mil a quince millones. Siendo sincero, no es que tenga una técnica extraordinaria, es que logré encerrar a la bestia de las emociones.
En los días del colapso de LUNA, en solo tres días se evaporó el 70% de la cuenta, me sentía vacío por dentro. Aquella noche, borracho, fui a desahogarme con mi hermano mayor. Solo me dijo una frase: "El mercado en realidad es bastante simple, lo complicado es tu cabeza. Si mantienes la calma, el dinero tarde o temprano volverá".
Aquello fue como un mazazo que me despertó: el verdadero enemigo no son las fluctuaciones del mercado, sino ese yo mismo que, frente a las velas, se queda paralizado por el pánico. Después, fui poco a poco descubriendo cinco principios, que hoy comparto de corazón:
**Primero: Entra cuando hace frío, observa cuando está caliente**
En el mercado alcista abundan los actores; solo en el bajista se ve quién nada desnudo. Yo suelo empezar tanteando con un 5% de la posición, y cuando el ritmo ya lo tengo interiorizado, pienso en aumentar. Nunca persigo las tendencias que todo el mundo grita a los cuatro vientos.
**Segundo: Cuanto más largo el lateral, más claro el mensaje**
¿Lateralizando en zona baja, como dormido? Los grandes están acumulando en silencio, yo les acompaño y espero. ¿Lateralizando en zona alta, como una espada colgando? El riesgo se acumula, yo me retiro antes. Resumiendo: en el suelo, paciencia; en el techo, sal corriendo.
**Tercero: Cuando toca vender, no tiembles; cuando toca comprar, actúa con decisión**
En el clímax, si sube con volumen, pongo la orden de venta justo en la resistencia: el último bocado nunca es el mejor. Si hay un desplome hasta el soporte, compro en partes, pero la línea de stop loss ya estaba marcada, y no la muevo por nada.
**Cuarto: Atrévete a comprar con vela roja, atrévete a vender con vela verde**
Cuando todo está en rojo y los demás huyen, yo recojo; cuando todo el mundo celebra con subidas en verde, yo apago el móvil. Solo yendo contra la emoción de la mayoría puedes estar entre los pocos ganadores.
**Quinto: Por la mañana observa, por la tarde actúa**
En cripto no se duerme, pero las emociones siguen un patrón: por la mañana todos son impulsivos, buen momento para mirar. Por la tarde el mercado se tranquiliza, la mente también, y entonces es buen momento para operar.
Con el tiempo, mirar el gráfico se vuelve rápido: una vela para ver la dirección, una de volumen para comprobar si es real, y lo demás es no dudar cuando toca actuar.
Conozco muy bien esa sensación: sube y no te atreves a entrar por miedo a comprar en el techo; baja y no compras por miedo al cuchillo; ganas y no vendes por querer más; pierdes y aguantas esperando recuperar. Estos cuatro demonios mentales se turnan para torturarte. Solo hay un antídoto: fija las reglas, cúmplelas como una máquina, y pon la impulsividad en la lista negra.
Siempre habrá viento, puedes tener una posición grande, pero el ritmo del corazón no puede perderse. De cincuenta mil a quince millones, no fue por acertar siempre, sino por cortar pérdidas rápido cuando me equivoco, y dejar correr los beneficios cuando acierto.
Saber aguantar, saber esperar, y tener el valor de salir en el momento clave: solo así, cuando vuelva el viento, podrás estar en el sitio donde pasa el dinero.