Desde finales de octubre, los activos de riesgo a nivel mundial no han tenido un respiro. El fuego de la IA aún no ha dado resultados claros y, mientras tanto, la liquidez se ha convertido en la variable más angustiante del momento.

Durante el próximo mes, varios acontecimientos importantes están en fila: el 11 de diciembre se reúne la Reserva Federal de EE. UU. ¿Habrá bajada de tipos? ¿Cómo será esa bajada? ¿Ampliarán el balance? El día 16 llegarán los datos de empleo no agrícola y el 18, los datos del IPC. Pero lo más emocionante será el día 19: ¿Subirá los tipos el Banco de Japón? El golpe del año pasado aún está fresco en la memoria, ¿se repetirá este año? Además, está la nominación del nuevo presidente de la Reserva Federal, cuya actitud podría determinar el rumbo de las siguientes decisiones.

¿A corto plazo? Es difícil decirlo. Una bajada de tipos de corte hawkish no es descartable, y el Banco de Japón podría alterar todo en cualquier momento. Pero a medio plazo, la dirección es bastante clara: habrá más relajación. Tanto la nominación del nuevo presidente como las expectativas de ampliación del balance están sobre la mesa.

Por supuesto, todo en exceso es malo. Una política demasiado dovish podría ser contraproducente. El mercado, a veces, teme que se fuerce demasiado la situación.