Acaba de desarrollarse un drama insólito en el mundo de los videojuegos. El equipo detrás de un nuevo juego de la franquicia Postal canceló por completo su proyecto y, acto seguido, disolvió el estudio. ¿La razón? Se les acusó de haber utilizado herramientas de IA generativa durante el desarrollo. La reacción negativa fue rápida y contundente. Lo que empezó como una presentación con mucha expectación se convirtió en una pesadilla de relaciones públicas en cuestión de días. Ahora los desarrolladores han desaparecido, el juego es vaporware, y todo este lío está generando nuevos debates sobre el papel de la IA en las industrias creativas. Algunos piensan que el estudio reaccionó de forma exagerada; otros lo ven como una llamada de atención sobre la transparencia. Sea como sea, es un recordatorio de que los atajos tecnológicos pueden costarte todo.