Últimamente he notado un fenómeno bastante interesante.

Un amigo que es algo conocido en el sector ha visto cómo sus puntos se disparaban en 529 en solo un mes, llegando directamente a 3437 puntos. Hay que tener en cuenta que este aumento es mayor que el que yo he conseguido en los últimos cinco meses juntos. ¿Y qué es aún más sorprendente? Que incluso así, él sigue diciendo en los comentarios que “no puede competir con los demás”.

Este contraste me recuerda a un viejo dicho:

Las personas realmente buenas suelen ser las más serenas y discretas. Cuanto más fuerte es alguien, menos aires se da. Aquellos que tienen paz interior son los que más saben respetar a los demás.

No es que los datos no sean importantes, sino que, cuando una persona ya ha llegado a lo más alto en algún campo, no suele presumir de ello todo el rato. Quizá esa sea la diferencia entre los expertos y la gente corriente: los primeros se centran en el trabajo en sí, los segundos están ocupados intentando demostrar su valía.