Los reguladores europeos acaban de imponer una cuantiosa multa a X, la red social anteriormente conocida como Twitter. ¿Qué hace que esta medida sea especialmente audaz? Llega en un momento en que la administración estadounidense bajo Trump ha estado resistiéndose a una regulación tecnológica agresiva. Sin embargo, Bruselas no da marcha atrás; al contrario, está redoblando la aplicación de la Ley de Servicios Digitales, dejando muy claro que las grandes plataformas tecnológicas que operan en su jurisdicción deben acatar las normas locales, sin importar la presión que venga del otro lado del Atlántico. Esta última sanción es una muestra de la determinación de Europa por trazar su propio camino regulatorio en el ámbito digital, aunque eso signifique enfrentarse a voces políticas poderosas. Para quienes siguen la evolución de la gobernanza de plataformas y la soberanía digital, esto representa un dato significativo sobre cómo las distintas jurisdicciones están marcando sus límites.