Los responsables energéticos de Oriente Medio están lanzando advertencias sobre lo que ocurrirá después de 2035. ¿La preocupación? Se está gestando una tormenta perfecta: la inversión en infraestructuras de GNL no sigue el ritmo de la demanda, y el crecimiento explosivo de la IA está acelerando el calendario.

La cuestión es la siguiente: los centros de datos que alimentan los modelos de IA son auténticos devoradores de energía. Hablamos de niveles de consumo que podrían rivalizar con los de países enteros. Mientras tanto, el capital destinado a nuevos proyectos de gas natural licuado se ha ralentizado considerablemente. Las cuentas no salen.

Los líderes energéticos de Catar ven cómo la brecha se va ampliando. Los modelos de previsión tradicionales no tuvieron en cuenta la escalada exponencial de la IA. Las instalaciones de aprendizaje automático necesitan un suministro constante de energía, y el gas natural sigue siendo un combustible de transición preferido en muchas regiones que se alejan del carbón.

El calendario es importante. Los proyectos aprobados hoy no suministrarán energía hasta mediados de la década de 2030. Si las decisiones de inversión siguen retrasándose mientras las empresas tecnológicas construyen una infraestructura de computación masiva, nos enfrentamos a una grave crisis de suministro. Los mercados energéticos podrían volverse mucho más volátiles de lo que nadie está valorando en este momento.