La generación que crece con la inteligencia artificial está entrando en un mundo de posibilidades que sus predecesores nunca soñaron. Acceso sin precedentes a la tecnología, nuevos modelos económicos, sistemas descentralizados: el panorama es radicalmente diferente.

Pero aquí está la otra cara de la moneda: también están afrontando riesgos que antes no existían. Desde la erosión de la privacidad hasta el sesgo algorítmico, pasando por los deepfakes y la sustitución de empleos. La caja de herramientas es poderosa, pero el manual de instrucciones... todavía se está escribiendo en tiempo real.

Es una frontera salvaje. Oportunidad y peligro, entrelazados.