A pesar de todo el ruido y la controversia que lo rodean, DOGE parece haber logrado sorprendentemente poco en lo que respecta a recortes reales en el gasto federal. ¿El impacto del departamento? Mínimo, como mucho.

Por supuesto, ha habido muchos titulares y debates acalorados. Pero cuando se analizan las cifras y se observa lo que realmente ha cambiado en cuanto al gasto gubernamental, los resultados son decepcionantes. Todo ese drama para un efecto tan escaso en el presupuesto.

Cada vez está más claro que lograr recortes reales en el gasto federal requiere mucho más que anuncios audaces y nombramientos de alto perfil. La brecha entre la retórica y los resultados tangibles sigue ampliándose.