Hace diez años, si hubieras mantenido tus bitcoins sin soltar ni uno, ahora ya serías financieramente libre. Los datos no mienten: en 2015, el BTC costaba 430 dólares por unidad, y para principios de diciembre de este año ya se ha disparado hasta los 93.000 dólares. Ha subido 216 veces, con una rentabilidad anualizada del 71,1%. Este ritmo de crecimiento es un fenómeno incluso en toda la historia financiera.

¿Por qué ha subido tanto? Que el mercado fuera pequeño en los primeros años es una parte, pero lo clave es el aumento explosivo del reconocimiento global, el efecto continuo del mecanismo de halving, y además la entrada masiva de capital institucional en los últimos dos años. La combinación de estos factores ha dado lugar a este ciclo épico.

¿Pero qué pasará en los próximos diez años? He recopilado dos escenarios posibles:

**Primera opción: Versión aterrizada (rentabilidad anualizada del 30%)**

Supongamos que el crecimiento del BTC se vuelve más racional y se estabiliza en un 30% anual. Entonces, para 2035, el precio podría alcanzar 1.275.000 dólares por unidad. Esta previsión encaja mejor con el modelo de adopción en S: cuando cualquier activo crece, su ritmo de subida inevitablemente se ralentiza. Aunque el capital institucional sigue entrando, no puede mantener para siempre la explosividad de los primeros años.

**Segunda opción: Versión juego matemático (manteniendo el 71,1%)**

Si simplemente aplicamos el interés compuesto de la última década, en 2035 el BTC llegaría a 50 millones de dólares por unidad. Suena emocionante, ¿verdad? Pero en la práctica no tiene ningún sentido. Esto implicaría que su capitalización superaría la de todos los mercados bursátiles del mundo juntos, lo que requeriría una entrada de capital capaz de reconstruir todo el sistema monetario. Matemáticamente es posible, pero lógicamente no.

**Mi valoración:**

El rango más realista para la próxima década es una rentabilidad anualizada del 20%-35%, lo que correspondería a un precio en 2035 de entre 573.000 y 1.860.000 dólares. Este rango tiene en cuenta variables clave como la capacidad de absorción de los ETF, la estructura de los flujos globales de capital, y los efectos de los ciclos de halving. No es agresivo, pero deja suficiente espacio para soñar.

Así que la conclusión es sencilla: mantén tu posición, no te bajes fácilmente.