Los inversores minoristas en el mercado de valores son como ovejas, que solo ven la hierba y esperan a los lobos.
En cualquier pista, las dos voces que más hay que evitar son: las suposiciones de los no expertos y las expresiones emocionales de los fracasados. Es como si quisieras aprender a nadar, no preguntes a quienes nunca han entrado al agua si se ahogarán; si quieres emprender, no preguntes a quienes acaban de quebrar y se han rendido si el negocio se puede hacer: sus respuestas están llenas de “trampas” en su propia percepción, no de caminos. Las cosas profesionales, hay que buscarlas en quienes realmente han sobrevivido en la pista.
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Los inversores minoristas en el mercado de valores son como ovejas, que solo ven la hierba y esperan a los lobos.
En cualquier pista, las dos voces que más hay que evitar son: las suposiciones de los no expertos y las expresiones emocionales de los fracasados.
Es como si quisieras aprender a nadar, no preguntes a quienes nunca han entrado al agua si se ahogarán; si quieres emprender, no preguntes a quienes acaban de quebrar y se han rendido si el negocio se puede hacer: sus respuestas están llenas de “trampas” en su propia percepción, no de caminos.
Las cosas profesionales, hay que buscarlas en quienes realmente han sobrevivido en la pista.