Takashi Kotegawa (también conocido como BNF) es básicamente la prueba viviente de que no necesitas una placa de Wall Street para imprimir dinero. Autodidacta, sin respaldo de una familia adinerada, solo habilidad pura y ejecución fría como el hielo.
El tipo se convirtió en una leyenda durante el escándalo de Livedoor en 2005, cuando el mercado japonés se estaba desplomando. Mientras todos los demás vendían en pánico, BNF compraba en la caída—ganó más de 2 mil millones de yenes ($20 millones+) en solo unos años. Ese es el tipo de timing contrarian con el que la mayoría de los traders sueñan.
Pero aquí está la parte más loca: la operación J-Com. Un trader de Mizuho Securities cometió un error de dedo—quería vender 1 acción a 610,000 yenes, pero en cambio vendió 610,000 acciones a 1 yen. Total caos. BNF compró las acciones mal valoradas en segundos, se benefició cuando se corrigió el error. Esa sola operación consolidó su estatus como intocable.
¿Lo más loco? A pesar de tener cientos de millones en patrimonio, BNF se niega a presumir. Todavía toma el metro, come en tiendas de ramen, apenas muestra su rostro. Casi no da entrevistas. La mística forma parte de la leyenda.
En resumen: en un mercado dominado por algoritmos y fondos gigantes, BNF demostró que un trader minorista con disciplina, reconocimiento de patrones y coraje puede superarlos a todos. Su historia no es suerte—es una clase magistral en leer la acción del precio y tener el valor de actuar cuando otros se congelan.
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De cero a 20 millones de dólares: Cómo BNF de Japón convirtió el caos del mercado en oro
Takashi Kotegawa (también conocido como BNF) es básicamente la prueba viviente de que no necesitas una placa de Wall Street para imprimir dinero. Autodidacta, sin respaldo de una familia adinerada, solo habilidad pura y ejecución fría como el hielo.
El tipo se convirtió en una leyenda durante el escándalo de Livedoor en 2005, cuando el mercado japonés se estaba desplomando. Mientras todos los demás vendían en pánico, BNF compraba en la caída—ganó más de 2 mil millones de yenes ($20 millones+) en solo unos años. Ese es el tipo de timing contrarian con el que la mayoría de los traders sueñan.
Pero aquí está la parte más loca: la operación J-Com. Un trader de Mizuho Securities cometió un error de dedo—quería vender 1 acción a 610,000 yenes, pero en cambio vendió 610,000 acciones a 1 yen. Total caos. BNF compró las acciones mal valoradas en segundos, se benefició cuando se corrigió el error. Esa sola operación consolidó su estatus como intocable.
¿Lo más loco? A pesar de tener cientos de millones en patrimonio, BNF se niega a presumir. Todavía toma el metro, come en tiendas de ramen, apenas muestra su rostro. Casi no da entrevistas. La mística forma parte de la leyenda.
En resumen: en un mercado dominado por algoritmos y fondos gigantes, BNF demostró que un trader minorista con disciplina, reconocimiento de patrones y coraje puede superarlos a todos. Su historia no es suerte—es una clase magistral en leer la acción del precio y tener el valor de actuar cuando otros se congelan.