La cara de Stallone estuvo parcialmente paralizada desde su nacimiento. Nueva York lo rechazó. Sin hogar. Sin dinero. En el fondo del pozo, vendió a su perro Butkus solo para sobrevivir en las calles.
Luego vio pelear a Muhammad Ali y todo hizo clic. Escribió Rocky en 72 horas.
Los productores llegaron con cheques gordos: "Lo compraremos, pero tú no serás la estrella". Él dijo que no. Esto no se trataba de dinero. Se trataba de demostrarle a sí mismo que podía controlar su propia historia.
Cedieron. Su primer cheque? $15,000 para recuperar a Butkus de un extraño.
Rocky recaudó más de $200 millones. Ganó 3 Oscars. Stallone se convirtió en una leyenda.
Pero aquí está la verdadera riqueza: apostó todo a sí mismo cuando literalmente no tenía nada. Sin conexiones. Sin credibilidad. Sin fondo de inversión. Solo convicción.
Esa es la diferencia entre soñadores y constructores. O haces concesiones y cobras, o te quedas en el ring y te haces dueño del resultado. Stallone eligió el ring.
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La cara de Stallone estuvo parcialmente paralizada desde su nacimiento. Nueva York lo rechazó. Sin hogar. Sin dinero. En el fondo del pozo, vendió a su perro Butkus solo para sobrevivir en las calles.
Luego vio pelear a Muhammad Ali y todo hizo clic. Escribió Rocky en 72 horas.
Los productores llegaron con cheques gordos: "Lo compraremos, pero tú no serás la estrella". Él dijo que no. Esto no se trataba de dinero. Se trataba de demostrarle a sí mismo que podía controlar su propia historia.
Cedieron. Su primer cheque? $15,000 para recuperar a Butkus de un extraño.
Rocky recaudó más de $200 millones. Ganó 3 Oscars. Stallone se convirtió en una leyenda.
Pero aquí está la verdadera riqueza: apostó todo a sí mismo cuando literalmente no tenía nada. Sin conexiones. Sin credibilidad. Sin fondo de inversión. Solo convicción.
Esa es la diferencia entre soñadores y constructores. O haces concesiones y cobras, o te quedas en el ring y te haces dueño del resultado. Stallone eligió el ring.