Recientemente, esta ola de renovación de marcas ha sido bastante intensa.

Desde octubre hasta ahora, varios proyectos han estado llevando a cabo actualizaciones de marca, y de paso han cambiado sus tokens. Algunos son ajustes estratégicos, reposicionando su nicho; otros son fusiones e integraciones, donde varios proyectos se unen para crear una nueva moneda; y hay quienes simplemente quieren deshacerse de los lastres del pasado y relanzarse con una nueva imagen.

Esta operación tiene un impacto considerable en los usuarios que poseen criptomonedas: deben estar atentos a la proporción de intercambio, a la ventana de tiempo de intercambio y a si el modelo económico de la nueva moneda ha cambiado. Después de todo, el intercambio de monedas puede significar una revalorización de activos; algunos se benefician mientras que otros se quedan con las migajas.

Dicho esto, la actualización de la marca en sí no es algo malo, significa que el proyecto todavía está en movimiento y quiere avanzar. Lo que da miedo es ese tipo de cambio de moneda silencioso, donde la comunidad no se comunica mucho; en estos casos, hay que estar alerta.