Hace unos días, Solana oficializó la integración de Roam en su feed de información, afirmando que planean trasladar más de un millón de puntos WiFi a la cadena. Suena bastante atractivo, pero hay que analizar si esto es confiable.
Los datos parecen impresionantes: en 7 meses, pasaron de 400,000 a 1.21 millones de dispositivos, ubicándose en el primer lugar a nivel mundial. Además, tienen más de 2 millones de usuarios registrados. Con una financiación de solo 7 millones de dólares, logran esto, lo que demuestra que “con poco dinero, se pueden hacer grandes cosas”.
Pero hay una estrategia detrás: el atractivo principal no es tanto la escasez del WiFi en sí, sino las expectativas de airdrops de tokens. Los países con mayor densidad de dispositivos son Corea, China y el Sudeste Asiático, donde el WiFi no suele ser un problema. En realidad, los participantes están apostando a cuánto valdrá el token ROAM en su lanzamiento (TGE).
Hagamos unos cálculos: si la capitalización inicial de ROAM alcanza niveles similares a IOTX (unos 330 millones de dólares), cada token valdría aproximadamente 0.1 dólares. Los usuarios que compren routers oficiales (que cuestan entre 199 y 499 dólares) podrían obtener beneficios entre 27 y 900 dólares. En 100 días, podrían multiplicar su inversión por 3.3 veces, pero el retorno no es espectacular.
¿Quién realmente gana dinero?: si la mitad de los 1.21 millones de dispositivos son routers comprados por los usuarios, los ingresos por hardware de Roam podrían alcanzar los 127 millones de dólares, mucho más que la escala de los airdrops. Esa sería la verdadera fuente de ingresos de Roam.
Riesgos clave: todo esto es solo expectativa hasta que el token se lance y se puedan realizar los airdrops. Si después del lanzamiento los beneficios no cumplen con las expectativas, podría haber una “oleada de desconexiones”. Además, todo esto se desarrolla en regiones con buena infraestructura de internet, por lo que la necesidad real puede no ser tan fuerte.
Aunque el respaldo de Solana aporta confianza, no hay que dejarse llevar solo por la euforia: esto parece más un negocio de hardware con una fachada de DePIN.
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¿La minería de WiFi designada por Solana realmente puede extraer oro?
Hace unos días, Solana oficializó la integración de Roam en su feed de información, afirmando que planean trasladar más de un millón de puntos WiFi a la cadena. Suena bastante atractivo, pero hay que analizar si esto es confiable.
Los datos parecen impresionantes: en 7 meses, pasaron de 400,000 a 1.21 millones de dispositivos, ubicándose en el primer lugar a nivel mundial. Además, tienen más de 2 millones de usuarios registrados. Con una financiación de solo 7 millones de dólares, logran esto, lo que demuestra que “con poco dinero, se pueden hacer grandes cosas”.
Pero hay una estrategia detrás: el atractivo principal no es tanto la escasez del WiFi en sí, sino las expectativas de airdrops de tokens. Los países con mayor densidad de dispositivos son Corea, China y el Sudeste Asiático, donde el WiFi no suele ser un problema. En realidad, los participantes están apostando a cuánto valdrá el token ROAM en su lanzamiento (TGE).
Hagamos unos cálculos: si la capitalización inicial de ROAM alcanza niveles similares a IOTX (unos 330 millones de dólares), cada token valdría aproximadamente 0.1 dólares. Los usuarios que compren routers oficiales (que cuestan entre 199 y 499 dólares) podrían obtener beneficios entre 27 y 900 dólares. En 100 días, podrían multiplicar su inversión por 3.3 veces, pero el retorno no es espectacular.
¿Quién realmente gana dinero?: si la mitad de los 1.21 millones de dispositivos son routers comprados por los usuarios, los ingresos por hardware de Roam podrían alcanzar los 127 millones de dólares, mucho más que la escala de los airdrops. Esa sería la verdadera fuente de ingresos de Roam.
Riesgos clave: todo esto es solo expectativa hasta que el token se lance y se puedan realizar los airdrops. Si después del lanzamiento los beneficios no cumplen con las expectativas, podría haber una “oleada de desconexiones”. Además, todo esto se desarrolla en regiones con buena infraestructura de internet, por lo que la necesidad real puede no ser tan fuerte.
Aunque el respaldo de Solana aporta confianza, no hay que dejarse llevar solo por la euforia: esto parece más un negocio de hardware con una fachada de DePIN.