Los centavos están desapareciendo de la circulación mucho más rápido de lo que los economistas predijeron. Las tiendas están en un aprieto. Algunas personas están guardando frascos de cobre como si se estuvieran preparando para el apocalipsis. Los cajeros ahora redondean los totales en milisegundos—nadie tiene tiempo para el cambio exacto. Es una locura ver cómo el dinero en efectivo se desvanece en tiempo real. Te hace preguntarte si los billetes de papel son los próximos en la lista, o si todos simplemente estamos avanzando hacia un futuro de pago sin contacto, nos guste o no.