Cada publicación que otros envían, básicamente se puede ver un poco de huellas psicológicas.
Parece que se habla de los demás, pero en realidad se está exponiendo a uno mismo.
Las quejas y los ataques a otros, en la superficie son agudos, pero en realidad son la ansiedad que se filtra. Llamar a otros "cosechas" implica que "tengo miedo de que yo también sea cosechado". Burlarse de la estupidez de los demás es para demostrar "yo no soy tan estúpido".
Escribir filosofía y hablar a largo plazo puede parecer una compartición de experiencias, pero en muchas ocasiones, en realidad, es una forma de tranquilizarse. La incertidumbre de la industria y los perseguidores detrás de ellos les obliga a enfatizar una y otra vez "estabilidad" y "acumulación".
La autodefensa y la aclaración son lo mismo. Cuanto más frías son las palabras, más indica que hay prisa en el corazón. En la superficie es una explicación racional, pero en esencia es un esfuerzo desesperado por reparar la imagen. El subtexto siempre es el mismo: no duden de mí.
Respuesta agresiva, muchas personas parecen estar fuera de control, pero en realidad están gestionando su propia situación. La ira es solo un envoltorio superficial, la lógica subyacente es la lucha por el derecho a hablar, aprovechando el conflicto para aumentar su presencia. Especialmente en el mundo de las criptomonedas, las peleas en línea son una forma de generar tráfico.
La energía positiva excesiva parece motivar a los demás, pero en realidad está más destinada a uno mismo. "Estoy muy seguro, soy muy optimista", cuanto más se repita, más se indica que hay una gran inquietud interna.
La envidia y el desdén son más sutiles. La envidia no se escribe como "te envidio", se viste con un manto de desprecio. Si alguien gana, se dice "solo es suerte"; si alguien tiene éxito, se dice "es solo una racha". Lo mismo ocurre con el desdén, que en la superficie es una crítica de valor, pero en realidad es proyección. Dice "no me importa", pero en su interior no puede dejar de mirar.
Así como escribo esto, también estoy reflexionando sobre mí mismo al descomponer a los demás.
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Cada publicación que otros envían, básicamente se puede ver un poco de huellas psicológicas.
Parece que se habla de los demás, pero en realidad se está exponiendo a uno mismo.
Las quejas y los ataques a otros, en la superficie son agudos, pero en realidad son la ansiedad que se filtra. Llamar a otros "cosechas" implica que "tengo miedo de que yo también sea cosechado". Burlarse de la estupidez de los demás es para demostrar "yo no soy tan estúpido".
Escribir filosofía y hablar a largo plazo puede parecer una compartición de experiencias, pero en muchas ocasiones, en realidad, es una forma de tranquilizarse. La incertidumbre de la industria y los perseguidores detrás de ellos les obliga a enfatizar una y otra vez "estabilidad" y "acumulación".
La autodefensa y la aclaración son lo mismo. Cuanto más frías son las palabras, más indica que hay prisa en el corazón. En la superficie es una explicación racional, pero en esencia es un esfuerzo desesperado por reparar la imagen. El subtexto siempre es el mismo: no duden de mí.
Respuesta agresiva, muchas personas parecen estar fuera de control, pero en realidad están gestionando su propia situación. La ira es solo un envoltorio superficial, la lógica subyacente es la lucha por el derecho a hablar, aprovechando el conflicto para aumentar su presencia. Especialmente en el mundo de las criptomonedas, las peleas en línea son una forma de generar tráfico.
La energía positiva excesiva parece motivar a los demás, pero en realidad está más destinada a uno mismo. "Estoy muy seguro, soy muy optimista", cuanto más se repita, más se indica que hay una gran inquietud interna.
La envidia y el desdén son más sutiles. La envidia no se escribe como "te envidio", se viste con un manto de desprecio. Si alguien gana, se dice "solo es suerte"; si alguien tiene éxito, se dice "es solo una racha". Lo mismo ocurre con el desdén, que en la superficie es una crítica de valor, pero en realidad es proyección. Dice "no me importa", pero en su interior no puede dejar de mirar.
Así como escribo esto, también estoy reflexionando sobre mí mismo al descomponer a los demás.