Los protocolos sociales descentralizados (SocialFi) ya no son una novedad, pero los productos de este sector continúan evolucionando y mejorando de forma notable.
En los primeros meses del año, Kaito permitió por primera vez que la “atención” fuera medible y negociable, gracias a incentivos que atraen a los usuarios y respaldan la operativa de proyectos Web3. Más recientemente, FOMO—una aplicación que está generando gran interés en las comunidades cripto de Estados Unidos y Europa—conecta el comportamiento real de transacciones on-chain con las relaciones sociales. Así, puedes observar en directo cómo actúa el smart money en la cadena y cómo esas acciones se relacionan con cuentas sociales, generando una gran resonancia emocional y el conocido efecto “FOMO”.
Pese a la constante innovación en las funcionalidades de las aplicaciones, el auténtico potencial del sector lo marcan tres pilares fundamentales de los protocolos sociales descentralizados: sistemas de identidad, almacenamiento de datos y mecanismos de búsqueda y recomendación. En este contexto, este artículo analiza la arquitectura de producto de SocialFi para examinar la evolución tecnológica y los principales retos estructurales de los protocolos sociales descentralizados, y adelanta las tendencias de futuro de SocialFi.
Tanto las redes sociales centralizadas de Web2 como los protocolos sociales descentralizados de Web3 se fundamentan en tres pilares clave:
Estos tres elementos determinan el grado de descentralización y el rumbo a largo plazo de cualquier protocolo. Aunque los sistemas de identidad y el almacenamiento de datos han logrado avances significativos, la búsqueda y recomendación sigue siendo un desafío primordial—fundamental para futuros progresos en los protocolos sociales.
Los protocolos adoptan distintos enfoques técnicos para estructurar sus sistemas de identidad:
Estas alternativas reflejan distintos niveles de descentralización, en especial en cuanto a independencia de clientes/servidores y la autenticación cruzada entre clientes.
Web2 almacena los datos en servidores centralizados, mientras que los protocolos sociales descentralizados suelen utilizar nodos distribuidos o redes de Relays.
Farcaster depende de un número limitado de Data Hubs (unos cien), lo que optimiza la eficiencia de almacenamiento y distingue entre datos on-chain y off-chain.
Mastodon se basa en servidores independientes. Aunque el sistema es abierto, no existe interoperabilidad entre servidores.
Nostr permite que cualquier usuario despliegue Relays, lo que facilita la sincronización de datos; incluso si algunos Relays dejan de funcionar, los usuarios pueden seguir accediendo al contenido.
Las métricas clave para analizar incluyen el lugar de almacenamiento, la capacidad de descubrimiento tras la caída de nodos y la verificación de integridad de los datos.
El modelo online/offline de Nostr aligera actualmente la carga y la redundancia del almacenamiento distribuido. YakiHonne introdujo el modelo de publicación offline, permitiendo que publiques y sincronices contenido de forma automática aunque tengas mala conexión.
Los algoritmos de búsqueda y recomendación siguen siendo el reto más complejo y crucial.
La búsqueda inicial en Nostr se basaba únicamente en sistemas de claves públicas, lo que daba lugar a una experiencia de usuario deficiente. La asociación de nombres de usuario ha mejorado esta funcionalidad.
Bluesky (AT Protocol) recurre a algoritmos de recomendación parcialmente centralizados para facilitar la experiencia de usuario.
Nostr está desarrollando mecanismos completamente descentralizados de búsqueda y recomendación en la capa de Relays.
La innovación algorítmica es el mayor obstáculo para las plataformas sociales descentralizadas. Superarlo permitirá escalar la adopción de forma masiva.
En definitiva, los protocolos sociales descentralizados actuales han resuelto aproximadamente 2,5 de los tres grandes desafíos: los sistemas de identidad ya son plenamente descentralizados y cada vez más accesibles; los sistemas de almacenamiento distribuido son robustos y mejoran la experiencia de búsqueda y carga; los algoritmos de recomendación siguen en fase experimental y representan el próximo gran avance. Por ejemplo, Yaps de Kaito recurre a la IA para cuantificar y premiar el contenido cripto de calidad, midiendo la “atención” y la influencia dentro de las comunidades cripto—más allá del simple conteo de likes o impresiones. Esto puede marcar el punto de inflexión para la adopción masiva de redes sociales descentralizadas.
Desde la irrupción de SocialFi, el sector ha presenciado la aparición de proyectos como Lens Protocol, Farcaster y Friend Tech. Sin embargo, la mayoría de aplicaciones caen en trampas estructurales que dificultan la retención de usuarios cuando la novedad inicial desaparece. Como resultado, muchos proyectos SocialFi tienen un recorrido efímero y les cuesta consolidar su crecimiento.
Trampa de la replicación de funciones: Muchos proyectos SocialFi se limitan a copiar las funciones sociales de Web2—publicaciones cortas, contenido largo, vídeo, grupos, etc. Esto no genera incentivos suficientes para migrar ni aporta valor diferencial.
Trampa de la falta de nicho de usuarios: El éxito temprano depende de captar comunidades nicho potentes. Por ejemplo, Nostr—un protocolo nicho—prospera gracias a la vibrante comunidad cultural de Bitcoin; el cliente YakiHonne alcanza más actividad que Warpcast de Farcaster. Los productos SocialFi sin arraigo cultural ni casos de uso definidos suelen durar poco.
Trampa del uso inapropiado de incentivos con tokens: Algunos proyectos creen equivocadamente que los incentivos con tokens pueden sustituir el verdadero producto-mercado. Las primeras aplicaciones sociales Web3 virales se desvanecieron por no contar con un ecosistema de usuarios sólido. Cuando los proyectos acumulan DID, Passport, funciones Web2, emisión de tokens y módulos de pago, parecen completos pero en realidad se vuelven excesivamente complejos e insostenibles. Cada módulo es una aplicación vertical especializada.
Reinvención constante de las aplicaciones: El sector está en pleno proceso de transición desde la madurez del protocolo hacia el rediseño de las aplicaciones. Las futuras aplicaciones sociales no serán simples extensiones de Web2, sino que integrarán modelos de interacción totalmente nuevos. En cinco años, los formatos de aplicación serán radicalmente distintos.
Cuando los problemas clave en la capa de protocolo se resuelvan, surgirán nuevas aplicaciones con formatos diferentes a los actuales paradigmas sociales.
Trampa de los recursos y la narrativa: Los protocolos sociales ocupan posiciones estratégicas y políticas únicas en el sector. El respaldo por parte de recursos o facciones es determinante. Nostr y Bluesky cuentan con fuerte apoyo incluso sin emitir tokens. Superar los retos de recursos y narrativa suele ser complicado para los proyectos SocialFi.
La mayoría de los social tokens no logran generar valor duradero porque carecen de lógica real de transacción y de mecanismos de retención de usuarios. Frente a los modelos de incentivos SocialFi tradicionales, dos tendencias de futuro ofrecen mayor potencial:
Las aplicaciones sociales están diseñadas para vincular identidades, mapear relaciones y gestionar flujos de mensajes—por lo que son el acceso ideal para pagos internacionales, micropagos y monetización de contenido.
Las redes sociales están muy relacionadas con la actividad de activos. Cuando las redes de relaciones se integran con los flujos de activos on-chain, pueden surgir nuevas “gateways sociales hacia el comportamiento financiero on-chain”. El auge de FOMO (que conecta acciones sociales y transaccionales) es el primer síntoma de esta tendencia.





