
Ethereum conmemora su décimo aniversario, celebrando una década de innovación e incesante evolución en el sector blockchain. Estas memorias personales documentan un recorrido de ocho años por las etapas transformadoras de Ethereum, desde sus orígenes hasta su posición actual como una de las criptomonedas más relevantes del mercado de activos digitales.
La era de las Initial Coin Offerings (ICO), entre 2017 y 2019, supuso el primer gran salto de Ethereum al demostrar una utilidad práctica más allá de la función básica de las criptomonedas. En este periodo, la funcionalidad de contratos inteligentes de Ethereum revolucionó la creación de tokens y la captación de fondos, posicionando la red como el proyecto cripto más candente de aquel momento.
La llegada de los contratos inteligentes supuso una disrupción que diferenció a Ethereum de otras criptomonedas previas como Bitcoin, Ripple y Litecoin. Esta tecnología simplificó de forma radical la emisión de tokens: antes, lanzar una nueva criptomoneda requería modificar código, obtener apoyo de mineros y mantener la estabilidad de la red, un proceso complejo y costoso que desalentaba a muchos.
Los contratos inteligentes de Ethereum democratizaron la creación de tokens, permitiendo que cualquiera pudiera emitirlos con conocimientos técnicos mínimos. Esta accesibilidad desencadenó una oleada sin precedentes de ICO, con múltiples ofertas públicas cada día. El mecanismo era directo: los participantes enviaban Ethereum a contratos inteligentes y recibían nuevos tokens, logrando a menudo retornos de entre 3x y 100x.
La demanda extrema generó una dinámica de oferta-demanda muy potente. La necesidad de adquirir Ethereum para participar en las ICO llevó su precio de 1 400 RMB a 1 400 USD en los seis meses posteriores a las regulaciones chinas sobre criptomonedas de septiembre de 2017. No obstante, la burbuja especulativa fue insostenible.
La corrección del mercado comenzó cuando proyectos notorios como Space Chain y Hero Chain cayeron por debajo de su precio de emisión. Space Chain planteaba lanzar nodos blockchain al espacio, mientras Hero Chain se presentó como una red de juego de casino en el sudeste asiático. Sus caídas marcaron el inicio del desplome generalizado de las ICO.
Cuando los proyectos ICO empezaron a liquidar sus posiciones en Ethereum y los inversores asumieron pérdidas, el sentimiento del mercado se revirtió drásticamente. El precio de Ethereum se desplomó hasta 2019, alcanzando el punto más bajo. Se puso en duda si Ethereum tenía utilidad fuera de las ICO y si podría mantener su estatus de activo cripto relevante.
Pese a la desconfianza, la comunidad mantuvo la fe en la visión de largo plazo de Ethereum. El ecosistema apostó por la vanguardia tecnológica —proof-of-stake, sharding, plasma, state channels, zero-knowledge proofs— sentando las bases de la futura innovación. Este enfoque abierto y experimental permitió la mejora constante mediante prueba y error, lo que reforzó la resiliencia y el éxito de Ethereum.
La era de las Finanzas Descentralizadas (DeFi), de 2020 a 2022, supuso el renacimiento de Ethereum y evidenció su capacidad para aplicaciones superiores a la banca tradicional. Todo comenzó cuando Compound anunció incentivos para depositantes y prestatarios, reavivando el interés en lo que se convirtió en la tendencia cripto más relevante del periodo.
Las aplicaciones DeFi demostraron el verdadero potencial de Ethereum más allá de la especulación sobre tokens. Estas plataformas ofrecían préstamos más baratos y mejores tasas de depósito que la banca convencional. Algunos programas incluso generaron subsidios superiores al interés de los préstamos, provocando tasas negativas que sorprendieron a la comunidad cripto.
Esta innovación distinguió a Ethereum frente a rivales centrados en almacenamiento distribuido o aplicaciones muy específicas. Ethereum albergó aplicaciones útiles que superaban a las alternativas tradicionales, consolidándose como la plataforma de referencia para la innovación financiera.
DeFi se apoyó en las bases de la era ICO. Proyectos como EthLend, que evolucionó en AAVE, demostraron que no todas las ICO fueron puramente especulativas: algunas generaron valor e infraestructura sostenible.
Los protocolos DeFi transformaron por completo la dinámica de oferta y demanda de Ethereum. Plataformas como Uniswap y Sushiswap requerían grandes fondos de liquidez en Ethereum, disparando la demanda. Los proveedores de liquidez podían obtener rendimientos anuales superiores al 100% al aportar Ethereum y asumir riesgo de pérdida impermanente.
Esta demanda impulsó el precio de Ethereum a nuevos máximos, reforzando su condición de activo cripto destacado. Muchos vaticinaron que Ethereum acabaría por sustituir a la banca tradicional.
Sin embargo, Ethereum afrontó una competencia inédita. Aunque DeFi nació en Ethereum, otras blockchains ofrecían menores comisiones y mayor velocidad. El concepto de "cadena noble" pasó de ser un elogio a una crítica por los elevados costes de Ethereum frente a la competencia.
El auge DeFi terminó bruscamente tras el colapso de Luna, un esquema Ponzi cuya caída provocó reacciones en cadena en todo el ecosistema. Grandes plataformas de trading y firmas de inversión colapsaron, poniendo fin al verano DeFi e iniciando una recesión prolongada.
Con la amenaza de cadenas rivales y comisiones mucho más bajas, Ethereum adoptó una estrategia decidida de Capa 2 (L2). En vez de escalar la Capa 1, apostó por soluciones inmediatas, incluso sacrificando el protagonismo del mainnet.
Emergieron numerosas soluciones L2: proyectos pioneros como Arbitrum, Optimism y zkSync; cadenas institucionales como Base, Mantle o redes asociadas a exchanges; cadenas derivadas como Metis; enfoques disruptivos como Taiko; y soluciones L2 específicas como la de Uniswap.
Esta estrategia retuvo desarrolladores y usuarios en la órbita de Ethereum. Aunque muchos recursos migraron fuera del mainnet, siguieron en el ecosistema EVM, no beneficiando a la competencia. La estrategia L2 impidió que los grandes socios lanzaran cadenas independientes, consolidando a Ethereum como estándar común.
La era de los Liquid staking Tokens (LST), a partir de 2023, llegó tras la exitosa transición de Ethereum al consenso Proof-of-Stake (PoS). La actualización Shanghai permitió los retiros de Ethereum, culminando el paso a PoS y dando lugar a numerosos protocolos LST que captaron la atención como innovaciones cripto.
Plataformas como Lido y EtherFi dominaron las clasificaciones por valor total bloqueado (TVL), creando una nueva categoría de productos derivados. Los LST representan Ethereum en staking manteniendo liquidez, de modo que los titulares obtienen recompensas de staking y pueden interactuar con DeFi.
El ecosistema LST generó servicios complementarios, especialmente estrategias de préstamos recursivos. Plataformas como EtherFi ofrecieron préstamos recursivos con retornos superiores al 10% en Ethereum. Estas estrategias requerían mercados de préstamo, haciendo de AAVE y Morpho los grandes beneficiarios de la demanda impulsada por LST.
La infraestructura DeFi facilitó la expansión de los LST, mientras que los protocolos LST se convirtieron en los principales clientes de DeFi, forjando relaciones simbióticas entre protocolos ya establecidos y emergentes.
No obstante, a diferencia de ciclos anteriores, LST no generó una dinámica de oferta y demanda favorable para el precio de Ethereum. Los rendimientos por staking se mantuvieron bajos en las plataformas líderes, y ni siquiera los protocolos de re-staking como EigenLayer lograron elevar estos tipos de forma significativa.
Esta rentabilidad moderada actuó como tipos de interés reducidos, conteniendo la actividad económica. Pese a la caída de las comisiones de gas derivada de las mejoras en L1 y la adopción de L2, la actividad on-chain permaneció contenida.
La era LST no trajo el crecimiento explosivo de ciclos pasados. Los tipos de interés de referencia no bastaron para atraer grandes entradas de capital, simplemente aplazaron la presión vendedora. Sin embargo, el staking en LST bloqueó buena parte del suministro de Ethereum, impidiendo caídas de precio abruptas.
La era de los Activos representa la conversión de Ethereum en instrumento financiero mainstream. Esta transición arrancó con la aprobación de ETFs spot de Ethereum en EEUU, generando un fuerte impulso en el mercado y renovando el debate sobre qué define a los activos cripto más candentes.
Este hito marcó el cuarto gran capítulo de Ethereum, aunque el proceso de transformación no estuvo exento de retos. El tipo de cambio ETH/BTC osciló, y la comunidad volvió a cuestionar el rumbo del proyecto.
Las estrategias empresariales de tesorería en Bitcoin sirvieron de modelo: algunas compañías compraban criptomonedas con capital, emitían acciones y deuda respaldadas por estos activos, y luego adquirían más, creando un ciclo virtuoso entre finanzas tradicionales y cripto.
Las entidades centradas en Ethereum adoptaron este enfoque. Sharplink, liderada por Consensys, y Bitmine, respaldada por ARK Invest de Cathie Wood, compitieron por liderar la adopción institucional de Ethereum. Estas empresas y sus imitadores conectaron los mercados bursátiles estadounidenses y la criptomoneda.
La adopción institucional cambió radicalmente la dinámica de oferta y demanda de Ethereum. Las instituciones comenzaron a comprar en mercado, mientras la liquidez bloqueada durante la era LST redujo la oferta disponible. Esta combinación generó FOMO (miedo a quedarse fuera) en torno a la vinculación bursátil-cripto.
La elección de Ethereum por el capital institucional reflejó años de reputación y confianza acumulada. El compromiso constante de Vitalik Buterin con la innovación —ZKVM, privacidad, simplificación de L1—, anteponiendo la tecnología a los intereses personales, cimentó la credibilidad. Su negativa a promover negocios comerciales o respaldar proyectos dudosos protegió la integridad de Ethereum.
Los valores del ecosistema y el liderazgo de Buterin fueron clave para atraer capital institucional, permitiendo a Ethereum entrar en una cuarta etapa de maduración y consolidando su estatus como plataforma referente para inversores profesionales.
La trayectoria de Ethereum en estos diez años es ejemplo de resiliencia y evolución constante. La red ha mantenido años de funcionamiento ininterrumpido, superando en fiabilidad a gigantes tecnológicos como Facebook, AWS Kinesis o Cloudflare, todas ellas con interrupciones notables en periodos similares.
Desde la fiebre especulativa de la era ICO, pasando por la innovación financiera de DeFi, el desarrollo infraestructural en la era LST, hasta la adopción institucional de la era de los Activos, Ethereum ha sabido adaptarse al mercado sin perder sus valores clave. Cada etapa se construyó sobre la anterior, y los fracasos y experimentos fueron la base de su éxito final.
Al valorar cuál es la criptomoneda más candente, el recorrido de Ethereum es especialmente convincente. Su robustez tecnológica, unida a un liderazgo volcado en la innovación —no en el beneficio personal—, la posiciona para seguir siendo relevante. Su historial en fiabilidad, innovación e integridad la distingue frente a competidores centrados en modas pasajeras.
Mientras Ethereum sigue evolucionando, su estatus de activo cripto líder no deriva sólo de la especulación, sino del progreso técnico real, la adopción institucional y la creación continua de valor. El viaje continúa, y cada etapa sienta las bases de la siguiente evolución, consolidando a Ethereum como la respuesta más sólida a la pregunta de cuál es la criptomoneda más candente en el mercado actual.
Bitcoin y Ethereum permanecen como líderes del mercado por volumen de negociación y adopción. Ambas cuentan con fundamentos sólidos y alta liquidez. Evalúe sus objetivos de inversión antes de decidir.
Zano (ZANO) destaca como criptomoneda de bajo precio con potencial realista de x1 000, respaldada por sólidos fundamentos y expectativas de crecimiento. Otros proyectos prometedores incluyen Nosana para soluciones de IA y Pengu en la tendencia de memecoins emergentes.
La criptomoneda preferida de Elon Musk es Bitcoin (BTC): la ha respaldado públicamente en varias ocasiones y es conocido que posee BTC. Dogecoin (DOGE) también es una moneda que suele promover y mencionar en redes sociales.
Brett (BRETT) y Pepe (PEPE) presentan gran potencial de revalorización para 2025, cotizando entre 0,27 y 0,40 $. Analistas prevén que BRETT alcance 0,40-0,60 $ impulsado por el auge de las memecoins y mejoras en escalabilidad. EOS, Core y Sei también son opciones robustas por su innovación blockchain.
En diciembre de 2025, las criptomonedas líderes por capitalización de mercado y volumen de negociación son Toncoin, Solana y Ultima. Estos activos encabezan tanto la capitalización como el volumen diario, reflejando fuerte interés y liquidez.
Las criptomonedas de tendencia experimentan volatilidad por especulación, cambios regulatorios y variaciones en el sentimiento del mercado. Las oscilaciones de precio motivadas por hype y liquidez limitada generan imprevisibilidad. Céntrese en los fundamentos del proyecto y la adopción tecnológica a largo plazo para navegar estos riesgos.
Detecte señales como el cruce del promedio móvil de 50 días sobre el de 200 días, fuerte participación de la comunidad y aumento del volumen de negociación. Estos indicadores anticipan posibles subidas de precio.








